El Liceo ya está en casa, pero algo ha cambiado en su historia. Por fin, en su palmarés, aparece una ansiada Supercopa de España que ayer llegó a Alvedro poco después de la una de la tarde. El equipo que dirige Carlos Gil continuó la celebración en terreno coruñés, tras hacerlo en Reus una vez finalizado el partido ante el anfitrión (1-2). A los jugadores les tocó compartir la alegría con sus familiares y amigos, que les esperaban en el aeropuerto herculino para ser testigos de la hazaña.

Toni Pérez sostenía el trofeo tras recoger las maletas. Apareció por la puerta de llegadas con una enorme sonrisa que contagiaba al resto de sus compañeros. Sabían de la importancia de un título que llega tras tres temporadas en blanco. El liceísmo se merecía un premio. Y ya lo tiene en sus vitrinas.

Avisa su entrenador Carlos Gil que ahora hay que "seguir trabajando". Esta conquista les ayudará a afrontar con mayor optimismo una liga que arranca el sábado. "El calendario es así y la competición así lo pide. Hay que volver al trabajo", comenta el argentino, que ha citado hoy a sus jugadores y para mañana prepara una doble sesión. El viernes viajarán a Girona. La celebración, por lo tanto, "tiene que acabarse", como bien anuncia Gil entre tímidas risas.

También en las redes sociales, los seguidores del Liceo se han volcado con los verdiblancos, que han despertado la ilusión de muchos por el hockey sobre patines. Pero esto solo acaba de empezar. El espectáculo está asegurado.