El Madrid, vigente campeón de la Liga de Campeones, regresa a su competición preferida con el objetivo al fondo del camino de convertirse en Cardiff en el primer equipo en reeditar título, con un cruce de octavos peligroso, un Nápoles en racha pero de corta experiencia, en octavos por segunda vez.

El Santiago Bernabéu se prepara para enterrar las rencillas con jugadores como Benzema y crear ese ambiente especial de noche europea que impulse a sus jugadores en una eliminatoria más dura de lo que se pensó el día del sorteo. El paso de los meses ha ido rebajando la fiabilidad del Madrid e incrementando la de un Nápoles que llega lanzado a la cita.

Los de Zinedine Zidane pasaron de ser invencibles con una racha de 40 partidos sin perder, a convertirse en vulnerables con derrotas que le afectaron en lo psicológico y le costaron la primera eliminación, de Copa del Rey ante el Celta. Pero justifican que la Liga de Campeones es diferente, la competición que dio forma a una leyenda que quieren hacer crecer aún más, convirtiéndose en el primer equipo que repite éxito.

Aunque cuerpo técnico y jugadores van paso a paso, pensando únicamente en un Nápoles al que respetan y frente al que saldrán al máximo desde el primer minuto para buscar goles que les permita viajar a Italia con algo de tranquilidad, y sobre todo no encajar en la portería que defenderá un Keylor Navas que llega de reivindicarse.

Le valdrá para silenciar al costarricense los rumores sobre fichajes de porteros y mantenerse firme en la titularidad. El otro salvador de El Sadar, Alarcón, tiene más difícil repetir de inicio. Regresa Kroos y con Casemiro indiscutible y Modric recuperado, se acaban los espacios en el centro del campo a no ser que Zidane apueste por un 4-4-2.

El Madrid busca sus séptimos cuartos de final consecutivos, olvidada aquella maldición de octavos de seis años. Pese a estar invicto esta edición, acabó segundo de grupo por detrás del Borussia Dortmund, y ha ganado 28 de sus 33 últimos partidos europeos en el Bernabéu.

Integran un Nápoles que por segunda vez pisa octavos y busca cuartos por primera vez. Llega a la cita en un gran momento y con las ganas de medir su real valor contra el campeón de la competición.

Las grandes prestaciones del Nápoles en los últimos encuentros generaron gran expectación en todo el entorno de los azzurri, que llegarán a Madrid acompañados por casi 10.000 aficionados.