A Alba Gómez (Arteixo, 2000) no le gusta hacer ruido. Siempre está ahí, dispuesta a hacer lo que mejor se le da, que es nadar, pero sin decir una palabra más alta que la otra. Por eso, y aunque sus marcas eran notables, pasaba más desapercibida. Hasta esta temporada. Porque ha explotado todas sus cualidades y ha subido al sobresaliente, nota que le otorgan sus dos medallas de plata en el Campeonato de España júnior y con ellas, la llamada de la selección española para acudir con el equipo júnior a la Energy Standar Cup en Lignano (Italia). No entraba en sus planes. "Mi único objetivo era mejorar mis marcas. Ni medallas ni mucho menos ir con la selección. Cuando me dijeron que tenía posibilidades de ir, me puse muy contenta. Espero hacerlo lo mejor posible y disfrutar de la experiencia", reconoce.

Su explosión tiene mucho que ver con su entrada en el Centro de Tecnificación Deportiva de Pontevedra. "Ahora hago doble sesión, que con mi equipo nunca lo había hecho y me costó un poco adaptarme, aunque ahora ya lo estoy totalmente. Pero no creo que se deba solo a eso. Ya llevaba unos años haciéndolo bien en el Arteixo. Para mí es un premio al trabajo de todo este tiempo", analiza. Sin ir más lejos, el año pasado se quedó a las puertas del podio en el Campeonato de España júnior al ser cuarta y quinta en 200 y 100 braza, las dos pruebas que este curso le dieron la plata. Y esta semana estuvo a punto de medirse con las mejores en la categoría absoluta, a solo un puesto de alcanzar la final de 200 braza. "Me hubiese gustado nadar contra Jessica Vall -bronce mundialista-, me encanta. A ver si lo consigo en verano", apunta.

Para su entrenadora de siempre en el CN Arteixo su rendimiento no es una sorpresa porque describe a Alba como, prácticamente, el paradigma de la alumna perfecta. "Desde pequeña no se pierde ni un entrenamiento. Siempre tuvo una asistencia prácticamente del cien por cien. Estos últimos años le era muy difícil compaginar. Había veces que le suponía acostarse a las cuatro de la madrugada y aun así, no se planteaba no venir a entrenar. Es muy trabajadora y en Pontevedra están muy contentos con ella por eso", explica Luchi Leiro, que no obstante lo que más destaca de ella es su competitividad: "Demuestra una gran actitud ante las pruebas y no le tiene miedo a competir". Con un extra. En los campeonatos importantes, por la mañana se nadan las eliminatorias y por la tarde, la final. "Y ella siempre mejora de una sesión a otra porque si los entrenadores le decimos en qué ha fallado, lo corrige".

Ahora con fuerzas renovadas afronta una temporada de verano en la que la nadadora no se pone límites. "Espero volver a ganar alguna medalla y, por qué no, que esta vez sea el oro", responde. "Le ganó una chica que hizo mínima para el Europeo. Y yo sé que piensa... 'si ella lo puede hacer, ¿por qué no yo?' Es su espíritu competitivo", añade su entrenadora. Ya no están juntas por la semana pero siguen siendo equipo, ahora más amplio, pero está claro que triunfador.