Una vez te calzas los patines, ya no los sueltas. Aunque los hayas colgado, siempre te perseguirán. El hockey sobre patines ha enganchado a muchas generaciones de coruñeses a lo largo de las últimas décadas. Algunos de ellos, ya retirados, vuelven a vestirse de corto para disfrutar de su deporte. Cada martes, en la pista del Agra, un grupo de veteranos se reúne para echar un par de pachangas. "Somos muchos, más de veinte, un día incluso tuvimos que hacer tres equipos", asegura Willy Domínguez, exportero del Cerceda, entre otros equipos de la ciudad, y ahora coordinador del Oleiros. "Vamos a pasarlo bien, a mantenernos un poco en forma. Otros van al gimnasio, nosotros quedamos para jugar", afirma. "Y después, tomamos una cervecita", bromea.

El grupo es grande y homogéneo, con chicas todavía en activo en el Liceo como Nuria Novoa, Miriam de la Fuente, Laura Fernández y Rocío López, y chicos de todas las edades y generaciones: Willy Domínguez, Jorge Fontán, David Sanjurjo, Eloy Gonzalez Kike, Keko, David Queiruga, Javier Fernández, Diego Garrido, Ramón Chaver, Álex Lago, Antonio Galán, Óscar Baldonedo, Juan Santos y Pedro de Marcos. Y cada día se les une más gente. "En julio intentaremos ir al Palacio. Ahora cogimos el Agra cuando el Borbolla, que era quien estaba entrenando allí, lo dejó. Pero tiene muchas deficiencias. Cuando yo jugaba en Compañía de María hace diez años ya había goteras. Y sigue habiéndolas sin que se haya arreglado nada con el desgaste de todo este tiempo añadido", denuncia el catalán, asentado en la ciudad.

Estas quedadas pueden ser el germen de una liga gallega para veteranos. "Creo que se apuntaría mucha gente porque hay muchos que están parados a los que les puede interesar. Se podrían montar fácilmente seis o siete equipos y podríamos jugar solo dos veces al mes, que todos tenemos compromisos y familia y jugar todos los fines de semana sería inviable", comenta y echa el guante a la Federación Gallega para que la promueva. De momento, lo importante es divertirse y mantener el vínculo con el hockey sobre patines. Por eso él decidió que se quitaba las guardas de portero y que era el momento de jugar de pie, como jugador. "Llevaba más de 30 años siendo portero, toda mi vida, porque ya empecé directamente como portero sin ser jugador. Me apetece cambiar, jugar, se ve todo muy diferente", comenta Domínguez. Sus compañeros intentan que se quede bajo redes, pero no es una posición muy solicitada. "El único que siempre quería quedarse de portero era David Torres -jugador del Liceo-. Cuando estábamos en el Cerceda siempre le gustaba probar", recuerda.