Plata. Oro de las mortales. Mireia Belmonte consiguió ayer su primera medalla en el Mundial de Budapest al proclamarse subcampeona de los 1.500 metros libres, una prueba que tiene una reina indiscutible, la estadounidense Katie Ledecky. Ganó con veinte segundos de ventaja, con un cuerpo por delante del resto desde la primera brazada. Pero lo suyo es de otro planeta. Por detrás de ella, cuatro nadadoras se jugaron los otros dos puestos del podio y obtuvo el mayor premio la más inteligente. Fue la española, con una carrera en progresivo con la que pulverizó el récord de España por ocho segundos. Ya está olvidado el mal inicio del campeonato y mira con optimismo hacia el futuro, con los 800 libres, el 400 estilos y, sobre todo, el 200 mariposa, en el que debuta hoy en las eliminatorias y busca su primer oro mundialista.

Belmonte se encuentra cómoda en las pruebas largas, de fondo. Es habitual incluso verla en las aguas abiertas. Ha perdido velocidad, pero en mantener un ritmo elevado durante mucho tiempo es una maestra. No se obsesionó con seguir a Ledecky. Sabía que iba a otro rollo. Se arrimó a la italiana Simona Quadarella mientras por el otro lado de la piscina la china Yawen Hou y la húngara Boglarka Kapas mantenían la misma pelea por el podio. Sin desgastarse, dejó que fueran las otras las que llevaran el ritmo durante el primer tercer de la distancia. Ahí atacó la local, llevada en volandas por su público. Solo fue un farol, pero contribuyó para eliminar de un solo golpe a ella misma y a la china.

La medalla ya parecía segura. Pero todavía faltaba por saber de qué color sería. La italiana se resistía, pero Mireia todavía tenía un cambio. Aumentó el ritmo y parcial a parcial fue dejando atrás a su rival. Imposible de seguir la española, que nadó los últimos 500 metros prácticamente al mismo ritmo que Katie Ledecky. La estadounidense llegó en 15.31.82 para lograr su tercera corona consecutiva en esta prueba, la primera sin batir un récord del mundo, ya que tuvo que reservarse para afrontar minutos después las semifinales del 200 libres -se clasificó para la final con el mejor tiempo de todas-. Es también su tercer oro en Budapest. Belmonte consiguió su primera medalla en la distancia con 15.50.89, nuevo récord de España, y la italiana, de solo 19 años, completó el podio con 15.53.86.

Vall, séptima

La otra española de la jornada fue Jessica Vall. La nadadora del Sant Andreu no consiguió nadar tan rápido como en las semifinales, en las que rozó el récord de España y fue séptima. A Vall, que centra sus esperanzas de medalla en los 200 metros, en los que fue bronce hace dos años en Kazán, le penalizó lo rápido que salió la final. El pique personal y deportivo entre la estadounidense Lilly King y la rusa Yuliya Efimova lanzó la carrera y la española no es especialmente rápida, sobre todo de salida. Sin embargo, dejó una s grandes sensaciones de cara al doble hectómetro, en el que tendrá que esperar para entrar en acción hasta mañana en las eliminatorias de la mañana.

En la jornada matinal, el resto de la delegación española continuó con su actuación irregular, sin grandes tiempos. Nadaron Joan Lluís Pons y Antonio Arroyo en las eliminatorias de 200 mariposa y de 800 libres sin conseguir pasar de ronda. El primero se clasificó en la vigésimo sexta posición y aunque no consiguió mejor su mejor tiempo, se quedó cerca. El segundo fue vigésimo tercero en el fondo pero no logró romper la barrera de los ocho minutos.