Roger Federer conquistó ayer su sexto Abierto de Australia, primer grande de la temporada, después de vencer en la final al croata Marin Cilic (6-2, 6-7, 6-3, 3-6, 6-1), y alzó su vigésimo título de Grand Slam para afianzarse en la cabeza del ranking de los tenistas más laureados de la historia. Lágrimas divinas del tenista suizo, que no pudo contener el llanto durante la entrega de trofeos.

Los primeros compases apuntaban a un partido redondo para el de Basilea, en un primer set impoluto y en el que no tuvo que enfrentarse a ninguna bola de break en contra. Así, pronto encarriló el duelo con un 4-0 después de romper en dos ocasiones el saque de su adversario. En apenas 24 minutos, el número dos del mundo selló su victoria en el primer set con un servicio implacable y sólo tres errores no forzados. La falta de fiabilidad de Cilic en sus primeros servicios le convirtió en una presa fácil en manos del tenista suizo. Sin embargo, el balcánico estaba dispuesto a ofrecer batalla, y mejoró sus prestaciones en una segunda manga pareja e igualó la contienda después de una hora justa de juego.

Cilic mantuvo la intensidad en el comienzo del tercer parcial, pero nada pudo hacer en el sexto juego ante la segunda oportunidad de break del de Basilea, que logró quebrar. En el noveno, después de media hora y con juego en blanco, cerró la manga.

Era el todo o nada para el balcánico, que respondió a la altura de las circunstancias en el cuarto parcial, a pesar de perder su saque en el juego inicial. Igualó la contienda en el sexto, nada más y nada menos que con un juego en blanco, antes de confirmar la rotura.

La sorpresa saltó en su siguiente juego al resto, eterno, donde obligó a Federer a defenderse de dos bolas de break; sin embargo, en la tercera, el número dos del mundo no pudo hacer nada ante el empuje del de Medjugorje, que celebró eufórico la rotura.

Todo quedaba para el definitivo quinto set, como el pasado año ante Rafa Nadal. Con sufrimiento, salvó dos pelotas de rotura en su primer servicio, para romper en el siguiente. Con 3-0, la victoria se aproximaba en la Rod Laver Arena. El cansancio hacía mella en los protagonistas, sobre todo con un Cilic rendido que se encontraba con la red en varias ocasiones para ceder también su tercer servicio del parcial. Así, en el séptimo juego, Federer puso fin a un duelo que afianza su leyenda.

Su vigésimo grande le permite continuar siendo el mejor tenista de la Era Open por delante del español Rafa Nadal, con 16 Grand Slam, del estadounidense Pete Sampras, con 14, y del serbio Novak Djokovic y del australiano Roy Emerson, con 12 cada uno. 15 años han pasado desde que un joven Federer alzase su primer grande, en Wimbledon en 2003, y ayer añadía el vigésimo a una vitrina plagada de trofeos (96).