En el Bernabeu la primera consigna, lo advirtió José Luis Oltra en la previa, era creer en las propias posibilidades. Por encima de los errores que condenaron a los deportivistas ayer ante el Madrid quedarán sin embargo las sensaciones de una derrota que no por previsible deja de ser dolorosa. El Deportivo no creyó en ningún momento, ni siquiera cuando se puso por delante casi sin quererlo al cuarto de hora a través de una jugada aislada. No creyó porque quizá tenía delante al peor rival posible si se atiende al juego mostrado por los blanquiazules desde el inicio del campeonato. Acostumbrado al trajín y al intercambio de golpes, el Sevilla ya le dio un aperitivo la semana pasada a lo que se exponía con ese tipo de planteamientos, así que los blanquiazules renunciaron a parte de su atrevimiento para acabar sucumbiendo ante el Madrid con una goleada quizá excesiva en la que tres de los cinco tantos llegaron a balón parado y evidenció de nuevo las carencias que posee el cuadro de José Luis Oltra.

El plan del técnico parecía al comienzo lo más idóneo atendiendo al rival, aunque al mismo tiempo también lo menos coherente con los planteamientos expuestos por el valenciano. Arroparse en el centro del campo frente a las posibles acometidas del Madrid parecía lo menos arriesgado ante un equipo que domina como nadie los espacios al contragolpe. Concederle metros y distancia entrelíneas a su rival ayer era lo menos aconsejable. Colocar a Abel Aguilar en el lugar de Valerón y sumar un pivote más al once fue la solución improvisada por Oltra para el Bernabéu.

No puede decirse que funcionara en algún momento porque ya desde los primeros instantes, aunque el Madrid estaba igual de frío que los deportivistas, comenzaron a evidenciarse los problemas para dar salida al balón, recuperarlo e incluso dominar cualquier pelota dividida. Daba igual de dónde viniera o cayera, que posiblemente los centrocampistas blanquiazules ayer estuvieran mal colocados.

Ni Álex ni Juan Domínguez escatimaron en el esfuerzo por participar en el juego ayer en el Bernabéu, pero casi siempre eligieron o leyeron mal la situación. En cada jugada se vieron desbordados, no por falta de actitud, sino por decisiones erróneas que terminaron por hacerlos pasar de puntillas por el partido. Con ello terminaron por arrastrar a Abel Aguilar al tono general gris mostrado por los deportivistas. El colombiano terminó igual de perdido sobre el césped que sus dos compañeros de la medular, sin saber muy bien si sumarse al ataque para proponer algo con Riki o no alejarse demasiado del centro del campo para trazar algo de orden en el juego blanquiazul.

Sin Valerón, al que Oltra ha dado el mando del juego sin titubeos a pesar de que la forma de interpretar el fútbol del canario no coincide en absoluto con lo que propone por momentos el equipo, lo que acentúa la indefinición sobre la que gira el cuadro blanquiazul, se preveía una mayor verticalidad. No la hubo.

Los deportivistas, sin embargo, se permitieron el privilegio de meter el miedo en el cuerpo de los aficionados madridistas que ayer esperaban una noche plácida antes de la visita la próxima semana de los suyos al Camp Nou pare enfrentarse al Barcelona.

Al final la tuvieron, pero antes vieron cómo Riki adelantaba a los blanquiazules después de una buena combinación al borde del área madridista entre Juan Domínguez, Bruno y Riki. El delantero madrileño terminó por colarse en el área contraria y definir con elegancia ante Casillas después de que Varane titubeara al encimarle, temeroso de que le señalasen penalti.

Fue así, y después de que al Deportivo le invadiese la timidez y reculase un par de metros sobre la portería de Aranzubia, como llegó el empate de los madridistas. Manuel Pablo derribó a Di María sobre la línea y Cristiano Ronaldo anotaría el primero de sus tres goles de ayer. El segundo llegaría poco antes del descanso, precedido por el de Di María, y colocaría el marcador en clara ventaja para el conjunto blanco, que sin exprimir en demasía el motor veían resuelto el partido.

Los errores defensivos volvieron a lastrar al Deportivo en uno de los peores escenarios posibles. El tanto de Pepe, el cuarto, retrató los problemas para defender por alto de un equipo que el sábado visita Vallecas y tras el parón tendrá que enfrentarse sucesivamente a Barcelona y Celta.