Hace 25 años que Augusto César Lendoiro es presidente del Deportivo. El 17 de junio de 1988 fue proclamado por la junta electoral tras ser el único candidato con los avales suficientes para acceder a la presidencia del club blanquiazul. Por el camino se quedaron otros pretendientes. Era la condición que había impuesto entonces Lendoiro para hacerse cargo de una entidad que corría peligro de desaparecer. Una cena en Pastoriza bastó para que un numeroso grupo de socios, técnicos y fuerzas políticas de la ciudad decidiese dar el paso al frente y convencer a su candidato de que tenía que presentarse.

"Recuerdo que Lendoiro dijo en aquella cena que si no había candidatos, él se presentaría. Insistió en que lo haría siempre que no hubiera otro candidato", recuerda Suso Rebollo, consejero actual y uno de los precursores de la iniciativa que llevaría al de Corcubión al club coruñés. "Éramos muchísimos los que estuvimos en aquella cena", rememora Manolo Sanjurjo, presidente de la Peña La Estrella en aquel momento. "Pero antes ya habíamos mantenido otra serie de reuniones en otros lugares, entre ellos me viene a la cabeza una que celebramos en Adormideras", añade Sanjurjo. "También tuvimos alguna en Betanzos y en otros puntos de fuera de la ciudad", indica Rebollo.

El Deportivo había vivido una convulsa temporada 1987-88. Con tres entrenadores y tres presidentes, dos en el plazo de un mes. El gol de Vicente al Racing de Santander en el tiempo añadido de la última jornada permitió al equipo permanecer en Segunda División, pero la deuda era altísima para el momento, 431 millones de pesetas. Alguno de los posibles candidatos se echaron atrás al conocer los números. El primero fue José Manuel Rey Pichel, que estaba avalado por Francisco Vázquez, alcalde de A Coruña en la época. También se especuló con el nombre de Miguel Mosquera, exitoso presidente del Chaston de fútbol sala, que también descartó dirigir al club.

Quedaba la opción del exdirectivo José Manuel Porto Castiñeiras. Este llegó a reunir el número de avales suficientes para ser designado candidato de forma oficial, pero la junta electoral, debido a la presión social existente en aquel momento decidió anular la mayoría de sus firmas por presuntas irregularidades. Se quedó muy lejos de las 577 necesarias. Tuvo tiempo Porto de intentar un mayor respaldo, pero de nuevo la junta electoral rechazó la mayoría de los apoyos. Lendoiro se presentaría si no había ningún candidato. Fue lo que hizo. La junta electoral se encargó de que así sucediese y el actual máximo mandatario fue proclamado presidente en una asamblea multitudinaria celebrada en el salón de actos del colegio Salesianos. Al día siguiente, Augusto César Lendoiro tomó posesión del cargo de presidente, en un acto en el que Julio Meana, el mandatario saliente, le entregaba el bastón de mando, en presencia de Orlando Vázquez, otro de los directivos hasta ese momento.

Pasaron 25 años desde aquella cena en Pastoriza. Cuando Lendoiro llegó al Deportivo, el club estaba acuciado por una deuda de 431 millones de pesetas y en Segunda División. Hoy, el club está en la misma categoría y con unos números rojos que superan los 156 millones de euros, según el informe de los administradores, y en pleno proceso concursal.