Hacienda mantiene una cara intransigente en A Coruña y otra generosa en Vigo. La Agencia Tributaria firmó con el Celta el 11 de mayo de 2009 en la delegación especial de A Coruña un acuerdo sobre la deuda privilegiada del club celeste que establecía unas condiciones de pago extremadamente favorables que sin embargo ahora niega al Deportivo. Lo más chocante es que ese acuerdo está firmado también por Francisco Prada Gayoso, entonces administrador concursal del Celta y ahora del Deportivo, que negoció para el club vigués unas excelentes condiciones que ahora no defiende para el club coruñés.

El acuerdo de la Agencia Tributaria con la entidad celeste, que regula las condiciones de pago de 20 millones de deuda privilegiada, es una perita en dulce. De entrada, otorga once años de plazo al Celta para amortizar esta deuda. La fórmula acordada es la de un plazo de pago de cinco años que se "prorroga de forma automática" otros seis años "sin necesidad de acuerdo entre las partes". Es decir, once años. Al Deportivo solo se le conceden ocho años, a pesar de que la cantidad de deuda privilegiada a amortizar con Hacienda es considerablemente mayor y quedará finalmente en unos 50 millones, al restar 12 millones de derechos audiovisuales embargados.

Además de esta fundamental ventaja concedida al Celta en los plazos de pago, Hacienda muestra una gran comprensión con la difícil situación que el club vigués atravesará en esos once años para amortizar la deuda con el fisco, por lo que le echa una mano también en otra cuestión clave: cómo y cuánto está obligado el Celta a pagar cada año. Esta es una cuestión absolutamente vital para no ahogar al club y permitirle levantar cabeza. Y Hacienda actúa en consecuencia para no hundir al Celta y facilitarle un horizonte desahogado. El acuerdo solo obliga al Celta en los cinco primeros años, los más importantes para que el club logre rehacerse del proceso concursal, a pagar una cantidad anual de 360.000 euros si milita en Segunda o 600.000 si compite en Primera. Para prorrogar automáticamente el plazo de pago a 11 años, Hacienda pide al Celta cantidades variables sobre traspasos o derechos audiovisuales que ganticen 500.000 euros anuales en Segunda y 2.500.000 en Primera. Un ejemplo de la generosidad de Hacienda con el club olívico es que le reclama un 10% de los derechos audiviosuales, pero solo en el caso de que milite en Primera. La filosofía del acuerdo, que debe primar en cualquier convenio concursal que busque de verdad la viabilidad de la sociedad concursada, es darle tiempo al Celta para recuperarse y protegerlo durante su travesía del desierto en Segunda. Lo que aseguraba este acuerdo es que si las cosas iban mal y el Celta no ascendía de inmediato, solo estaba obligado a pagar 500.000 euros anuales por la deuda fiscal. De hecho, el Celta tardó tres años en subir a Primera desde que firmó este acuerdo, sin cuyas condiciones favorables a buen seguro no lo habría conseguido.

Comparemos esto con lo que se exige al Deportivo en el plan de convenio presentado al juez por Hacienda, apoyado por los administradores concursales y uno de los candidatos, Tino Fernández. El club coruñés, obligado a saldar su deuda privilegiada en solo ochos años, sin prórroga alguna que valga, debería además pagarla en condiciones leoninas tanto si milita en Segunda como si lo hace en Primera. Mientras al Celta le permiten pagar en los 5 primeros años solo 500.000 euros si está en Segunda, al Dépor se le exigen más de 5 millones aunque no esté en Primera.

Este es el mayor agravio comparativo con las condiciones concedidas al Celta, ya que al Dépor no se le brinda un seguro en el caso de que no ascienda pronto, como sí se ofreció con generosidad al club vigués. Hasta los propios administradores concursales admiten, a pesar de apoyar el convenio de Hacienda, que si no se asciende en dos temporadas, el club estaría prácticamente liquidado, ya que estaría obligado a afrontar un pago superior a sus ingresos.

Los administradores concursales argumentan ante la evidente amenaza de desaparición que conlleva la propuesta de la Agencia Tributaria que se podría renegociar si se llega a esa situación dramática. Francisco Prada, administrador concursal ahora del Deportivo y del Celta en 2009, no se atrevió sin embargo en el caso vigués a plantear semejante posibilidad de liquidación del club olívico. Negoció, defendió y firmó un acuerdo con Hacienda que evitara esa espada de Damocles. ¿No debería hacer lo propio con el Deportivo? Conseguir para el club coruñés al menos las mismas condiciones que Hacienda otorgó al Celta debería ser una obligación moral y profesional, muy especialmente si uno de los administradores es el negociador y firmante del buen acuerdo con la entidad viguesa. Y si va a cobrar del Deportivo casi medio millón de euros.

Por el contrario, los administradores concursales son los más fervientes defensores del drástico plan de Hacienda para el Dépor, que han defendido ante el juez. Lo más irónico es que la fórmula propuesta en el plan del Deportivo, consistente en destinar un 20% del presupuesto al pago de la deuda, en lugar de una cantidad fija, para salvar las dificultades que se podrían plantear en el caso de estar en Segunda, fue una idea sugerida inicialmente por Francisco Prada, que el club asumió como una buena solución. Pero inexplicablemente ahora defiende lo contrario.

Aún hay más. La Agencia Tributaria, a petición de los tres administradores concursales del Celta, uno de los cuales era Francisco Prada, acepta que los intereses de la deuda no se tengan que pagar hasta el final del plazo de esos once años para darle aire y no apretarlo en los primeros años y los fija en una cantidad de un millón de euros. Es decir, menos de un 0,5% anual, mientras que al Dépor se le pide que los pague desde el principio y al 2%.