El Deportivo necesita convertir Riazor en un fortín por lo menos en los cinco partidos que le quedan hasta final de Liga para sentenciar el ascenso en su estadio. El Tenerife es el que abre la cuenta del quinteto de equipos que tienen que pasar por A Coruña. Un adversario propicio, pues para los chicharreros el deportivista es uno de los campos que peor se le dan. En junio se cumplirán 24 años de su último triunfo en el feudo coruñés. Una victoria trascendental ya que les permitió asegurarse la permanencia en Primera División y dejar a los blanquiazules una campaña más en la categoría de plata.

Era aquel el segundo curso de Augusto César Lendoiro como presidente del club coruñés (temporada 1989-90) y el equipo finalizó la liga regular en la cuarta plaza, por detrás del Burgos, Betis -ascendieron directamente- y Bilbao Athletic, lo que le dio derecho a disputar la promoción de ascenso. Le correspondió el Tenerife. El empate sin goles de la ida, disputada en el Heliodoro Rodríguez López, provocó el entusiasmo entre los seguidores blanquiazules, que veían una nueva posibilidad de volver a Primera 21 años después de su último descenso. El ascenso se jugaba en casa y la parroquia blanquiazul respondió.

Sin embargo, al filo del cuarto de hora un cabezazo del canario Eduardo colocó a los visitantes con ventaja en el marcador. Fue el único gol de aquel partido. Permitió a los chicharreros mantener la categoría e infligió otro duro golpe al deportivismo, que veía cómo otra vez en Riazor se le cerraban las puertas del ascenso, como había sucedido unos años antes contra el Rayo Vallecano en el último partido de Liga. Fue el segundo golpe que encajó el cuadro coruñés en apenas un año, pues en la temporada anterior se había quedado a un paso de clasificarse para la final de la Copa del Rey tras perder en semifinales con el Valladolid, en un polémico partido en Zorrilla.

También fue conflictiva la eliminatoria con el Tenerife, pues en el partido de ida, disputado en la isla, Stoyanov, un delantero búlgaro fichado para las últimas jornadas y pareja ofensiva del brasileño Raudnei, recibió un codazo que le partió la nariz. Ramos Marcos, árbitro de aquel encuentro, estaba a dos metros y no señaló la flagrante infracción. El búlgaro había sido víctima de Manolo Hierro, hermano del exmadridista Fernando, y que ya había participado un año antes en las semifinales de Copa vistiendo la camiseta del Valladolid. El zaguero malagueño fue objeto de las iras de los seguidores deportivistas, tanto por esa acción contra Stoyanov como la dureza que había mostrado la temporada anterior durante el partido de Copa, durante el cual Fernando también había propinado un codazo en la cara a Fran, aunque sin causarle tanto daño como su hermano a Stoyanov.

La baja de Stoyanov la notó el cuadro blanquiazul, que se vio muy limitado en ataque para resolver una promoción que ganaron los tinerfeñistas con su triunfo en Riazor. Fue la última vez que se impusieron en A Coruña. Desde entonces, once visitas más, todas en Primera, en las que cosecharon cinco empates como botín. El último, en la temporada 1996-97. En un curso convulso que inició John Benjamin Toshack como entrenador y que concluyó con el brasileño Carlos Alberto Silva como su sustituto.