El Madrid llega tocado a Riazor tras perder dos de los tres partidos del curso. Superó al Córdoba (2-0) en el estreno de la Liga, perdió en Anoeta (4-2) ante la Real Sociedad tras desperdiciar una ventaja de dos goles y sucumbió en el Santiago Bernabeu en el derbi madrileño ante el Atlético. Tres puntos suma en su casillero, uno menos que el Deportivo y seis menos que el Barcelona, que es lo que interesa en Concha Espina. Y ahora llega a Riazor, su templo maldito.

La necesidad del equipo blanco puede ser un enemigo añadido para el Deportivo, un equipo con un presupuesto muy inferior, que intentará mantener la tradición que lo convierte en superior cuando ambos equipos se enfrentan en Riazor. En el recuerdo están los 18 años que estuvo el equipo blanco sin vencer en el coliseo herculino. Los blancos ganaron en la campaña 1991-92 (0-3), que fue la primera tras el reingreso del cuadro coruñés en la elite del fútbol español, y no volvió a imponerse hasta el curso 2009-10.

Incluso antes del ascenso de 1991 el conjunto madridista tenía problemas para puntuar en A Coruña. En los tres últimos años del equipo blanquiazul en Primera, desde la entrada de la década de los setenta, el Madrid había sido incapaz de alzarse con la victoria de Riazor. De tres partidos se llevó dos empates. En el segundo salió derrotado. Fue en la temporada 1971-72, cuando un gol de Vicente Cervera bastó a los blanquiazules para alcanzar el triunfo. Marcó el Almirante -como se le llamaba- desde el punto de penalti. Antes, Pirri había errado un primer lanzamiento desde los once metros. Su disparo se fue al palo derecho de la portería que defendía Seoane, el rechace llegó al propio Pirri que remató al fondo de la portería, pero el gol no era legal. Cervera, un fino interior de aquella época, tuvo más tino ante García Remón, al que batió tras una paradiña.

Llegó el ascenso de los noventa y la goleada del Madrid en Riazor (0-3). Fue la última, porque a partir de aquí el estadio coruñés volvió a ser un suplicio para los madridistas. Incluso en la temporada del primer descenso después de veinte años consecutivos en Primera. Ese año ambos equipos empataron sin goles. Fue un partido tras el que Mourinho se había quejado del planteamiento de Lotina. "Jugamos contra diez defensas y un portero", dijo para justificar el empate. Pepe, central portugués del equipo blanco, había jugado de medio centro con otros cuatro defensas por detrás. Solo una visita más de los merengues, temporada 2012-13, recién llegado Fernando Vázquez al banquillo coruñés que se saldó con triunfo blanco a última hora (1-2).

Ahora, a pesar de que solo se han disputado tres jornadas, el Madrid llega apurado y con ganas de mostrar su potencial ofensivo ante un equipo recién ascendido. Un rival que lo tuteó durante dos décadas pero al que la situación económica ha debilitado. De eso intentará aprovecharse el equipo que entrena Carlo Ancelotti. El italiano se aprovechará del ataque formado por Cristiano, Benzema, Bale y James, apoyados por detrás por Modric y Kroos. Un torrente de fútbol ofensivo promete el cuadro madridista, con el riesgo que supone dejar espacios por detrás y una defensa que se resquebraja con demasiada facilidad para un equipo de tamaño potencial, además de un portero cuestionado: Casillas. Ahí está la posibilidad del Deportivo, cuya clave está en jugar como en Eibar, con las líneas muy juntas para evitar que el Madrid use el arma que mejor domina, la contra. Las salidas de Cristiano y Bale, especialmente, son letales cuando tienen los espacios que le dejan los equipos que van a buscarlos. Sobre todo, cuando no se finaliza la jugada en la estrategia: córners, faltas. Ahí está su mayor peligro.