Un verano más, el Deportivo se enfrenta a la ardua tarea de realizar un alto número de incorporaciones para completar su plantilla y en esta ocasión tendrá la dificultad añadida de conformar una parcela ofensiva completamente nueva. De cara a la próxima temporada, ningún delantero ni jugador de perfil claramente ofensivo tiene contrato en vigor. Así, deberá encontrar en el mercado el ansiado gol, que año tras año se presenta como una de las principales carencias del conjunto blanquiazul.

El club ya se ha puesto manos a la obra para reforzar la línea de ataque con algunos de los que lograron la salvación esta campaña, ya que para el siguiente curso solo tiene a diez futbolistas en nómina (todos ellos porteros, defensas o medios de poca proyección ofensiva), además de dos cedidos que vuelven y el acuerdo alcanzado con el lateral racinguista Saúl García. El principal objetivo es el de volver a contar con Lucas Pérez, pero las condiciones contractuales del coruñés suponen un duro escollo ya que sus derechos están repartidos entre el PAOK de Salónica griego, con el que le quedan dos años de contrato y una cláusula de rescisión de dos millones y medio de euros, y el Karpaty Lviv ucraniano. El Deportivo conoce la importancia del de Monelos tanto por su aportación dentro del campo como por su nexo con la afición, así que se trabaja para volver a contar con él. El zurdo vería con muy buenos ojos el jugar un año más en Riazor y los problemas van a estar en las negociaciones entre clubes.

También existe interés por volver a conseguir una nueva cesión de Iván Cavaleiro, propiedad del Benfica, y cuya buena temporada ha hecho que su cotización aumente y es muy probable que tenga ofertas de otros equipos. La interferencia de terceros, que podrían tener objetivos mayores que la salvación, puede hacer que no vuelva a recalar en A Coruña debido a que la entidad blanquiazul no está además en situación de competir con otras escuadras en el apartado económico.

Oriol Riera y Diogo Salomão son otros dos nombres que suenan con cierta fuerza para volver a vestir la camiseta blanquiazul, pero en ambos casos existen serias dificultades para su retorno. Respecto al catalán, propiedad del Wigan, los problemas residen en la alta ficha y en las dos temporadas más que tiene firmadas con la entidad británica, descendida a la tercera división inglesa. El ariete llegó cedido en el pasado mercado invernal y se hizo con la titularidad al poco de aterrizar, marcando cuatro goles en 21 encuentros. Tanto Víctor Fernández como Sánchez del Amo le concedieron el rol de primer delantero por delante de Toché o Postiga. Mientras, en el caso del luso la dificultad para que retorne a A Coruña está en que ya ha sido cedido en cuatro ocasiones, el máximo permitido legalmente, y termina su contrato con el Sporting de Lisboa en junio de 2016. La compra de los derechos del extremo no parece una opción, así que una rescisión de su acuerdo con la entidad verdiblanca sería la principal fórmula para que vuelva a una ciudad en la que ha declarado más de una vez que se siente muy a gusto.

Una incógnita y decepciones

Además de estos cuatro por los que existe interés, también está el caso de Luis Fernández. El canterano amplió su vinculación con el Deportivo el pasado verano y esta campaña se encuentra cedido en el Lugo, aunque sus irregulares actuaciones puede que le cierren las puertas del primer equipo coruñés. Después están los casos de Toché, Postiga e Isaac Cuenca, que terminan el próximo 30 de junio sus acuerdos con el club herculino, y los de Luis Fariña y Hélder Costa, que estuvieron cedidos.

Ninguno ha respondido a las expectativas depositadas sobre ellos, principalmente Cuenca y Fariña, llamados a ser dos de los jugadores desequilibrantes esta temporada, pero que estuvieron bastante lejos de desempeñar este papel. Hélder Postiga se pasó gran parte del curso lesionado y cuando tuvo oportunidades, en la primera vuelta del campeonato, tampoco convenció ni a cuerpo técnico ni a afición. Finalmente aparece Toché, que tras un año y medio en A Coruña nunca ha conseguido regularidad (cuatro goles tanto en Segunda como esta campaña), y no se presenta como una de las opciones que maneja la dirección técnica para configurar una línea que marcará buena parte de las aspiraciones deportivistas en la próxima temporada.