Lucas Pérez prepara con optimismo el partido de mañana frente al Atlético de Madrid, desde el convencimiento de que es posible vencer pese a que a Riazor llega "uno de los mejores equipos del mundo". Reencontrarse con el triunfo ante un rival de tanto nivel sería la mejor manera de enterrar la derrota del pasado sábado en Málaga: "Si ganamos un partido así, evidentemente la moral de la plantilla subiría, pero no para creernos nada de lo que no somos".

-¿Podría resumir la hora y cuarto de sesión de vídeo y charla táctica que Víctor les dedicó antes del último entrenamiento?

-Es algo normal. Analizamos muchas cosas y no hubo nada distinto. Es una charla para estudiar al rival y corregir los errores, en este caso los que tuvimos el día del Málaga. Es lo de siempre. Esta vez fue más larga, otros días es más corta, y va en función de cómo juegues y del rival que te toca. En este caso estamos hablando del Atlético, uno de los mejores equipos del mundo, y requiere estas cosas.

-¿Qué pasó en Málaga?

-Tuvimos bastantes más errores que otros días y nos penalizaron. Fue un partido para olvidar. El equipo dio la cara pero no siempre puedes estar bien. Somos personas. Hay que aprender de los errores y que no vuelvan a ocurrir.

-¿Faltó intensidad?

-No lo creo. Ellos estaban necesitados y estuvieron acertados. Nos ganaron y no hay que obcecarse.

-El Atlético sí que va a exigir máxima intensidad, ¿no cree?

-Sí, pero en Primera te exigen todos. El Atlético con el Cholo (Simeone) le ha metido esa intensidad que no tenía otros años, pero tiene a varios de los mejores jugadores del mundo, no es solo intensidad.

-¿Después de perder quiere que el próximo partido llegue cuanto antes?

-Siempre tengo ganas de jugar al fútbol, después de una derrota, de un empate y de una victoria. Puedo darle gracias a dios por estar donde estoy. El partido contra el Atlético va a ser muy bonito de ver y de mucha dificultad. Enfrentarme a los mejores para mí supone una gran motivación.

-Van tres jornadas sin ganar, ¿se puede hablar de bajón?

-Es como todo. Cuando empezamos la Liga nadie pensaba que íbamos a estar donde estamos. Esto nadie nos lo regaló. Estamos ahí porque el equipo se lo ha trabajado, porque estamos muy metidos y porque sabemos lo que queremos, que es remar todos a una. Tanto la gente que juega como la que no juega, siempre está apoyando y animando. Ese es el secreto de este equipo. Nadie se enfada. Todo el mundo acepta los roles que el míster decide y eso es muy importante. Cuando llevas tres partidos sin ganar es normal que se hable de bajón, pero yo no creo en eso. Son fases del fútbol y de la temporada. Lo que no tenemos que hacer es perder la confianza. Eso es lo último. Nosotros tenemos la confianza, y por eso viene también la charla del míster. Está concienciado de que vamos a ganar el viernes y eso es lo más importante.

-¿Tumbar a un grande como el Atlético supone un plus?

-Eso no nos tiene que engañar. Por hacer un gran partido y ganarle al Atlético no nos podemos confiar y creer que está hecha la salvación. Sería caer en un error. Si ganamos, será una victoria importante en casa ante nuestra afición, ante uno de los mejores equipos del mundo, y evidentemente la moral de la plantilla subiría, pero no para creerse nada de lo que no somos.

-Habrá muchos más ojos que de costumbre atentos a Riazor...

-Es como todo. Para mí es como si jugara contra el Málaga otra vez o un amistoso contra el Lugo. Yo en todos los partidos estoy muy concentrado e intento hacerlo lo mejor posible, tanto yo como mis compañeros. Lo estamos estudiando muy bien y espero que salga porque necesitamos la victoria.

-¿Cómo se le mete mano a un rival tan sólido?

-Tenemos que ser agresivos, intensos y estar concentrados al 100%. El equipo tiene que estar muy bien juntito, todos a una y sin que nadie se despiste.

-¿Qué recuerdos guarda de su etapa en la cantera del Atlético?

-Conocí a buenas personas, como Óscar Mena o el Mono Burgos, y fue una experiencia bonita. Fueron mis primeros años en Madrid. Estuve muy contento. Me trataron muy bien y cuando se acabó el contrato decidieron no contar conmigo. No pasa nada. Es ley del fútbol. No guardo ni rencor ni nada. Estoy agradecido. Me han tratado bien y ya está, se acabó. No es como el Rayo Vallecano, donde sí que tengo algo más especial.

-¿Con qué compañeros coincidió en el Atlético C?

-Con Koke, Álvaro Domínguez, De Gea... Es un orgullo poder reencontrarme con Koke y hablar de tiempos atrás.

-¿Quién y cómo lo ficha?

-Yo estaba en el Órdenes y el ojeador del Atlético en Galicia pasó un informe a José María Amorrortu y él fue la persona que confió en mí y me llevó allí. Estuve dos años. El primero no jugué tanto pero el segundo lo jugué todo y fui el máximo goleador del equipo.

-Desde entonces pasó por muchos clubes antes de llegar al Dépor. Ha ido creciendo y ahora hasta se debate sobre la posibilidad de ir a la selección...

-Si hablan de selección es porque lo estás haciendo bien, pero en mi cabeza no pasa eso. Ojalá. Evidentemente, a todo jugador le gustaría representar la camiseta de su país. Sería muy bonito, no lo voy a discutir yo, pero van los mejores y hay mucha competencia. Mis ojos y mi cabeza están puestos en el Deportivo. Si sale lo de la selección, será porque estaré haciendo un buen trabajo, pero eso está muy lejos. No lo pienso. Me abstraigo de esas cosas. Ahora viene el Atlético. Son partidos que te gusta jugar y si haces las cosas bien a lo mejor tiene más repercusión, pero tampoco muy allá, porque si haces un buen encuentro y después dos malos, no vale. Lo importante es la constancia y la continuidad.

-Lleva cinco goles en nueve partidos, solo uno menos que los que firmó la temporada pasada. ¿Qué lectura hace de esa comparación?

-El año pasado para mí fue una experiencia difícil. Llegué muy ilusionado y el primer día me lesioné y no pude hacer la pretemporada. Después, cuando salía lo hacía lo mejor que podía. Rendí bien para lo que podía hacer. Más no podía dar. En todos mis equipos he marcado goles y esa es la línea a seguir. Siempre quiero más, soy ambicioso y los goles llegarán. Cuantos más, mejor, pero que ayuden al equipo. Si marco y perdemos, no me sirve de nada.

-¿Le queda todavía un importante margen de mejora?

-Siempre estás para crecer. En la vida siempre creces y aprendes. Venir aquí cada día y aprender de mis compañeros es un privilegio. Estoy encantado. Quiero crecer y mi techo no me lo pongo en ningún lado. Quiero más y pelearé hasta que las fuerzas aguanten. Por ganas y esfuerzo no va a ser. Tengo muchas ganas de hacer goles, de ayudar al equipo, de ganar y de que el Dépor quede lo más arriba posible. Me gustaría crecer con el Deportivo y que nuestro camino dure mucho.

-¿Espera un ambientazo mañana en Riazor?

-A la afición le diría que siga como siempre, apoyando en las buenas y en las malas. Siempre ha estado ahí y para mí eso es un orgullo, como en el último partido contra el Athletic. 0-2, minuto 80 y nadie se va de la grada. Todos animan y gracias a ellos también llegó ese empate. No es retórica. El apoyo de afición se nota mucho.

-Usted es su nuevo gran ídolo y llama la atención la humildad con la que se lo toma...

-Que Riazor y A Coruña me den cariño es de agradecer porque es lo que más he deseado desde pequeño. No me considero humilde, me considero una persona normal y corriente. No hay motivo para cambiar. La gente con la que yo siempre he convivido no ha cambiado, y yo no tengo por qué cambiar. Yo no soy nadie por jugar o no jugar en el Deportivo, o por trabajar de reponedor o de lo que sea. No soy nadie más que ellos, ni mucho menos. Ellos intentan levantar a sus familias, yo gano muy buen dinero y estoy encantado en mi casa. No creo que sea humilde. Soy normal y corriente. Al fin y al cabo, somos todos personas y vamos a acabar todos en el mismo sitio, a lo mejor unos con una caja de pino más cara y otros más barata, pero vamos todos para el mismo lado. Lo más importante en esta vida es la persona. Que te aprecien, que te admiren y que te quieran es lo más grande para mí. No se me pasa por la cabeza pensar que soy más o menos que cualquier persona.