Hay tantas como aficionados en el fútbol. Lecturas para todos los gustos, en función del resultado, del rival, de las bajas, de cómo transcurrió el partido, del momento de la temporada, de la dinámica del equipo? Infinitas. Todas distintas y todas válidas, como las que se desprenden del encuentro de ayer. Una semana más, el Dépor suma. Está un punto más cerca del objetivo. Impepinable. Es lo positivo, junto con la aportación de Lucas, otra vez determinante. Lo malo, lo que genera dudas, son las formas, el cómo. Porque el Deportivo mostró hechuras de equipo pequeño durante muchos minutos. Pudo acabar ganando, cierto, pero estuvo demasiado tiempo a merced de un rival escasito de recursos. La sensación es de oportunidad perdida, igual que pasó en Granada. Dos puntos que se dejaron en Los Cármenes y otros dos en el Ciutat de Valencia. Ya van cuatro. Demasiadas dificultades para armar fútbol en campo contrario, por mucho que Lucas siga tirando del carro. Problemas en la construcción y también en la contención. Por arriba, un coladero. Poca contundencia y mucha distancia entre líneas, la suficiente para que al Levante le bastaran tres pases para plantarse en el área. El Dépor, en cambio, no fue capaz de enlazar más de cuatro seguidos, casi siempre demasiado lejos de la portería contraria. Preocupante. Empezó el curso siendo un equipo con mayúsculas y últimamente ha decaído, individual y colectivamente. Debe y puede mejorar, pero tiene 15 puntazos. Ya son suyos. Buena lectura a la que agarrarse.