El Dépor necesitaba dejar de empatar. Era imperioso. Cualquiera hubiera preferido una victoria contundente, de esas reafirmantes. Pero la situación de indefinición le estaba haciendo daño a largo plazo. Ha sido un equipo digno en esta agotadora racha de igualadas. Casi siempre más cerca de ganar que de perder. Entero. El problema es que el punto a punto sirve para posponer de manera inconsciente parte de los problemas. La clasificación ayuda a tal confort. No fomenta la sensación de ahogo, de necesidad, de rebuscar de manera visceral en lo más profundo para salir del agujero. Tenía que romper. Una derrota que ejerza de acelerante. Ahora necesita una catarsis en forma de victoria para purificarse después de dos meses tóxicos. Solo eso, nada más. Ni cuentas ni puntos ni nada. Ganar. El resto vendrá solo.

El Dépor 2015-16 se construyó sobre Fabricio, Sidnei, Mosquera y Lucas. El deportivismo vio el abismo ante sí con la lesión del canario. Un revitalizado Lux ha hecho más llevadera de lo esperada su ausencia. La suerte para el equipo es que ha logrado mantener intacto el resto de su pasillo de su seguridad. Solo había faltado Mosquera en el Camp Nou, pero estaban dos koruños para solucionarlo. En Cornellà, donde nunca pasa nada bueno, primero no apareció Lucas y luego llegó el pinchazo (suyo y de todos) de Sidnei. La importancia de un futbolista en un grupo se calibra en la medida en que se le añora cuando no está. El medio solo faltó un partido, el delantero va por el mismo camino. Casi no hay tiempo para la melancolía. Al menos, un mes de duelo. En ese tiempo se sabrá si era la pieza que lo ajustaba todo. Se echarán de menos sus arrancadas, su salida de balón y esas correcciones imperiales. Fuerte y potente a la par que rápido. Y estaba en uno de sus mejores momentos. No hubiera desentonado ni lo más mínimo junto a Naybet o Andrade.

De momento, Víctor recurrió a Fernando Navarro, a quien conoce y valora como central. Fue el primer fichaje de un Dépor en el que prima la versatilidad de sus futbolistas. No parece una solución de emergencia. Es cierto que Lopo no estaba como recambio en Barcelona, ahora sí entra en las cuentas. Pero el catalán lleva semanas sin ni siquiera un papel secundario. A principio de Liga hubo hasta un amago de que podía pelearle el puesto a Arribas, con el paso de los meses esa idea quedó en menos que un espejismo. En este momento debe opositar para volver a ser tercer central, segundo ante las emergencias. Navarro se fajó y pide paso, más con Luisinho asomando por la izquierda. Un plan que necesita el beneplácito de un Víctor que arrinconó al portugués durante 42 minutos en un banquillo. ¿Por qué?

Laure fue el elegido para la izquierda. El técnico quería cerrar las vías de agua. Puede ser que por su cabeza pasase dejar las galopadas y el vigor del luso para el segundo acto. Resulta extraño porque el Espanyol apretaba, pero pronto entregó el balón. Y mientras dominaba sin hacer daño, el Dépor se mostraba manco cuando atacaba por esa banda. La solución al puzle de la defensa llegará este fin de semana. Ojalá Lucas se recupere y sea el único que resolver. Oriol Riera tuvo de nuevo una oportunidad y la volvió a dejarla pasar como ese cabezazo en ventaja de la segunda parte que envió fuera. Jonathan tampoco marca, pero es más móvil, más parecido al siete. Víctor decidirá.

Raúl e Insua

Ahora que el Deportivo quiere seguir profundizando en sus raíces coruñesas, en su ser de cantera, la jornada de Segunda División le dio un par de pistas. A Pablo Insua no hay que dirigirle el foco. Pertenece al Dépor, lo juega todo y es referente en el equipo menos goleado de toda la categoría. El Leganés es segundo. El líder, el Alavés, que cuenta en su lateral con un coruñés de Cuatro Caminos, criado en el Victoria, que le dio el empate en el último minuto ante el Almería. Insua necesitaba salir, aún es complicada de explicar la marcha de Raúl hace unos años con el Dépor en Segunda División. En los últimos meses ha estado cerca de irse al extranjero y de fichar por el Eibar. Acaba contrato. Ya sabe la secretaría técnica que la Segunda es un vivero apetecible. Por lo menos, tenerlos en cuenta. Y si encima son de la casa?