Hay tardes que prometen y, al final, las ilusiones se quedan por el camino. Como la de ayer en Riazor. El temporal de este fin de semana no dejó a muchos aficionados en casa, motivados por recibir al colista y animados por la campaña #Forza3, pero el frío sí paralizó el estadio durante los 90 minutos. Sobre todo, tras el penalti convertido por El Arabi.

La ocasión de la que dispuso Lucas Pérez en el minuto 18 pudo haber cambiado por completo tanto el guión del partido como el ánimo de la afición y así caldear un ambiente que domingo a domingo se va debilitando. No porque falte fe, sino porque las victorias escasean. Y eso duele. El público, inquieto, ya se preguntaba antes del partido qué debían esperarse. El cielo descargó por la mañana y Manuel Murguía llenó sus calles desde la hora de comer. Podía ser un buen día para celebrar. Como aperitivo, el saque de honor que realizó la taekwondista Sara García, campeona de España.

La primera parte podría resumirse con el intentó de Luis Alberto y Lucas y el gol del Granada desde el punto de penalti. Lo demás, directo al olvido. Marathon Inferior intentó alzar la voz y buscar el coro del resto de gradas para arropar al equipo y ser ese duodécimo jugador. Misión imposible. Tan solo algún aplauso aislado que dio pasó a los murmullos. En el descanso, todos hablaban de cambios y estrategias. Y la atención se centraba en Pletikosa, que saltó a calentar y aumentó las dudas. ¿Qué le pasa a Lux? Falsa alarma, aunque no estará en el próximo partido ante el Athletic en San Mamés. Quizá sea el momento del debut del portero croata.

Se abrieron los siguientes 45 minutos con el mismo panorama. Algo peor para los deportivistas, quizá, que protestaron el cambio de Álex Bergantiños por Oriol Riera con silbidos. Para ellos no era la solución y quisieron hacérselo saber a Víctor Sánchez del Amo. No estaban equivocados. La entrada de Jonás sí pudo estar cerca de ser considerada esperanzadora, pues provocó una falta cerca del área y mandó un balón fuera en un peligroso acercamiento de los andaluces. Pocos minutos estuvo sobre el terreno de juego, pero hasta acabó poniéndose la camiseta de portero. Si parecía que nada podía ir peor, el árbitro enseñó la tarjeta roja a Lux cuando el tiempo reglamentario ya estaba cumplido. En el descuento, huida de los aficionados y silbidos.

Y, de nuevo, frío. Ni las palabras de Víctor en sala de prensa calmaron la rabia de los hinchas blanquiazules. Prefiere no decir la palabra crisis e insiste en que hay que seguir trabajando para que lleguen los resultados. Pero la impaciencia siempre está ahí y la afición pide a gritos una victoria para romper la racha de diez partidos sin ganar y dejar de tener el corazón en un puño. A la salida del estadio, quejas y suspiros. Esta vez no habrá que esperar siete días para ver la reacción, el Deportivo vuelve a escena el miércoles en San Mamés.