Levante, Las Palmas y, posteriormente, Getafe tienen que pasar por Riazor antes de que concluya la competición. Tres partidos de la Liga del Deportivo que, en principio, tendrían que permitir a los blanquiazules sellar la permanencia. Incluso debería de sobrar el tercero. Todo porque los futbolistas se empeñaron en sumar solo seis puntos en los diez partidos que van de la segunda vuelta, lo que les llevó de pasar de una cómoda e ilusionante novena plaza a esperar desde la decimotercera al partido de esta noche entre el Granada y el Espanyol, pues un triunfo perico en Los Cármenes haría que los deportivistas perdiesen una plaza más en la tabla. Con todo, la diferencia con el descenso se mantendría en siete puntos; y en el peor de los casos, si gana el Granada se quedaría en seis, la misma de hace quince días, pero con dos jornadas menos por disputarse.

El calendario que el Deportivo tiene por delante es un poco complicado, pues tiene que medirse al Barcelona, al Madrid -ambos en Riazor-, al Villarreal, al Sevilla y al Celta -los tres a domicilio-. Son cinco partidos fuertes, pero dispone de otros tres, los señalados más la visita a Eibar, en los que puede sumar los puntos necesarios para alcanzar el objetivo de la permanencia. Tres puntos podrían bastar, pero lo idóneo sería llegar a los 40 puntos para asegurarse. Los cálculos son cada vez más precisos entre los entrenadores, y las cifras que manejan non cambiaron en las últimas tres semanas. En el Deportivo hay relativa tranquilidad en ese aspecto, la preocupación no es tanto por la clasificación como por la imagen que está transmitiendo el equipo.

El sábado tendría que ser el día para cerrar la temporada. Viene un rival que todavía respira, pero que agoniza -Levante- y Riazor podría ser casi su tumba. Es de esos partidos que hay que ganar sí o sí. No caben disculpas, quizás por eso Víctor Sánchez reservó a tantos jugadores para enfrentarse a los valencianos: Lucas, Navarro, Luisinho, Juanfran. Hombres importante, sobre todo el de Monelos, en un encuentro en el que la experiencia y el acierto serán definitivos. Los granotas acaban de ganar el derbi valenciano al todopoderoso Valencia. Todavía sueña con salir del pozo, pero para eso necesita ganar. El Dépor necesita sentenciar su permanencia y para eso solo le vale ganar. Todo lo que no sea eso convertirá en un suplicio una temporada que pudo haber sido de notable alto.

En el peor de los casos, después del partido del próximo sábado todavía habrá margen, pero habrán cambiado muchas cosas a partir de ese momento. Habrá una pérdida de credibilidad mucho mayor y los futbolistas empezarán a dudar de sí mismos, que es lo peor que puede pasarle a un profesional. En el vestuario hay optimismo, también entre los dirigentes. Todos consideran que la racha tiene que acabar y que pasarse toda una vuelta sin ganar es inimaginable, aunque los números dicen otra cosa, pues el Deportivo lleva trece partidos seguidos sin ganar: diez de la segunda vuelta y los tres últimos de la primera parte del campeonato.