Vaya primera parte! Sin intensidad ofensiva ni defensiva. El ritmo de juego fue lento. Repliegue a la posición sin presión colectiva. Sin anticipación, sin velocidad en el juego, sin pressing al poseedor del balón. Tana, y sobre todo Roque Mesa, hicieron lo que les dio la gana. Errores en el pase. (¿Conocían cómo jugaba Las Palmas?). Me daba la impresión de cierto conformismo. Decía Víctor antes del partido: "Ganar es lo único que está en nuestras cabezas". Por lo visto en estos primeros 45 minutos, no parecía eso sino todo lo contrario.

El segundo tiempo ya fue otra cosa. Sobre todo a raíz de la entrada de Valerón al terreno de juego, ya que permitió al Deportivo tener más espacios y, por lo tanto, más posesión y llegada. El equipo coruñés entró por bandas y por el centro, creando ocasiones más con el corazón que con la cabeza. Y tras encajar el 1-1, tuvo más llegada, más ocasiones y más tiro sin eficacia por la precipitación, por la anarquía y por el desequilibrio táctico, lo que propició que los marcajes y las vigilancias defensivas no se hicieran correctamente. Así vinieron los dos últimos goles de Las Palmas, cumpliéndose una de las máximas del fútbol: el que perdona, paga.

Decisiones trascendentales y cambios: Desde mi punto de vista, si quieres seguir con Borges y Mosquera de pivotes, y al mismo tiempo quieres quedar bien con Cani, ponlo en su sitio, porque en la banda deja mucho que desear. Fede Cartabia hizo el mejor partido desde que está en el Deportivo, robando más balones en esos 65 minutos que jugó que en el resto de la temporada.

¡Qué diferencia de saques de esquina! En el segundo tiempo el Deportivo sacó un córner con dos jugadores en la esquina. Fayçal hizo el saque, no hubo segunda jugada y Lucas se quedó mirando la finalización de la acción sin participar. Al minuto siguiente, Las Palmas sacó un córner con dos jugadores en la esquina, pero participando los dos en segunda jugada, y vino el segundo gol visitante. Ver para creer.