Historia en directo. Con Lucas ocurre lo mismo que con los libros de ilusiones ópticas. Es necesario pegarse a él para sentir lo que está consiguiendo y luego alejarse para apreciar la verdadera magnitud de sus logros. Lo mejor de todo es que, cuando pasa el efecto de la treta visual, sigue siendo real. Sus 17 goles, su ascendencia sobre el equipo y todo el resto de tangibles e intangibles continúan ahí. A veces es tan cotidiano que se da por normal todo lo que hace, pero se vaya o no este verano, durante décadas se recordará esta temporada del '7'. Nunca un jugador coruñés había logrado tantos goles en Primera. Ni en el Dépor ni en ningún otro equipo. Ni Amancio ni Luis Suárez ni nadie.

El planteamiento de Víctor Sánchez del Amo y su tanto en Vila-Real resumen parte de la temporada del Dépor. El equipo se sustenta en base a él. Bien armados, solidarios... y Lucas ya soluciona convirtiendo en oro una patada a seguir. Así de sencillo, así de personal. Siempre se asocia la calidad con el trato exquisito al balón y no hay mejor ejemplo que Valerón, justo en la semana que dice adiós. Pero hay que tener también mucha clase para hacer lo que hace Lucas a esa velocidad. 20 kilos parecen calderilla para un mercado en inflación y después de ver una jugada tan plena de fundamentos. A rezar. La construcción del nuevo Dépor la marcará su presencia o su marcha. El pago de la cláusula de rescisión siempre ayudará a una entidad tan endeudada. Pero, entre el porcentaje de sus derechos que tienen otros clubes, el pellizco que se llevará Hacienda para amortizar pagos, el gasto que supone buscar un sustituto que será peor y la lluvia de millones que llegarán del nuevo contrato de televisión, su importancia se diluye. Todo dependerá de Lucas. El club se resistirá.

Este es uno de los muchos temas centrales que debe tratar el Deportivo como club este verano. El holgado 0-2 no tapa absolutamente nada de lo ocurrido en los últimos meses. Y, aunque el Dépor se pareció por momentos a su versión de la primera vuelta, hay mucho que agradecerle a la desconexión del Villarreal. Víctor se irá y ahora solo queda negociar la salida, escenificar el cómo y que cada una de las partes venda su versión para salir lo más indemne posible y, de paso, ganar o ahorrarse unos euros. Un guión con el camino marcado y el desenlace conocido, sólo hay que desarrollar y se hará en breve.

Pero simplista análisis se haría si todo acaba y empieza en Víctor. Desde un vestuario que hay que sanear hasta una estructura de club que hay que apuntalar y profesionalizar mirando al futuro. Este año se mejoró fichando pero la plantilla tenía sus evidentes carencias en las bandas y sigue con el eterno problema del '9'. Lucas salvó la papeleta pero hace años que el Dépor no da con el delantero adecuado en sus proyectos de Primera. Ni Oriol ni Jonathan ni Hélder Postiga ni Nélson Oliveira. Es lo más caro y lo más difícil de encontrar para un club con el dinero justo, pero ya va tocando. Esa será una de las decisiones clave en las que acertar. Otra es la elección de un sustituto para Víctor. Dar estabilidad al banquillo y encontrar a una persona que aúne todas las sensibilidades de la directiva es uno de los grandes retos. Sin nombres artificiosos, con realidades y apuestas serias. El verano, como casi siempre, será largo y servirá de prueba definitiva en unos despachos en los que se ha encaminado el futuro económico del club y en los que se han hecho claros avances desde el punto de vista social.

Respetar la historia

Y uno de ellos es el cuidado de la historia del club. El Dépor es de todos y, sobre todo, de los que lo hicieron grande en el césped o en un palco. Hace dos semanas fue Dagoberto Moll y el sábado será Arsenio, que lo es todo. Solo le faltó ser presidente. Nadie ha tenido tal pegada en la historia de este club. Ni desde tantas vertientes, ni por nivel de conquistas, ni siquiera por impacto personal. Arsenio es esa A Coruña y ese deportivismo humilde, trabajador y un punto socarrón que nunca se creyó nada pero lo conquistó todo. No siempre se fue justo con él, nunca es tarde. Esa actitud es un buen ejemplo para el futuro. Un club que entiende, conoce y honra a su historia valora sus éxitos, reconoce sus fracasos y lee mejor los momentos. Siempre estará mejor parado en el mundo.