Joselu Mato es un futbolista que nunca ha dejado indiferente a nadie. Formó parte de la primera generación de oro del Celta Juvenil, equipo que, siendo él de último año, se paseó por la categoría sin perder un sólo partido en la campaña 2008-09 para caer en la final de la Liga de Campeones únicamente frente al Barça de, entre otros, Montoya, Marc Bartra, Carles Planas, Rochina y Jonathan dos Santos.

Precisamente la ausencia en ese partido del propio Joselu fue determinante, ya que en esa temporada estuvo en el filial y debutó en el primer equipo.

En compañía de Hugo Mayo, Toni Rodríguez, la pareja de medios centros Pedro García y Pablo Lede, el central Flo y los incipientes Rodrigo Machado y Jota Peleteiro (un año menores) entre otros, formaron un equipo de ensueño donde Joselu destacaba sobremanera por encima de todos.

Un año antes, en el Campeonato de España de Selecciones Territoriales, compartiendo vestuario también con Juan Domínguez y David Rochela, su concurso también fue decisivo, pero no pudo disputar la fase final, precisamente celebrada en la Ciudad Deportiva de La Torre y Galicia cayó en los penaltis ante los ojos de Fernando Hierro y Luis Enrique (que se postulaba como técnico para la sub 17) y que venían a verlo a.

Se marchó al Madrid donde tuvo la competencia de ese delantero tan de moda y al que en los duelos personales le ganó casi siempre la partida: Álvaro Morata.

El pasado más reciente ya es conocido. De físico descomunal, pasa del 1.90 de altura, maneja todas las facetas que se le puedan suponer a un delantero moderno. Extraordinarios desplazamientos sin balón, gran juego de espaldas, buen golpeo con ambas piernas y aceptable remate de cabeza, aunque sin ser su fuerte, lo suple con su envergadura y su altura. Juega con mucho criterio en los espacios, tiene muy buena capacidad para leer los desmarques y, sobre todo, es un excelente rematador y con gol.

Por todas sus características, puede interpretar diferentes estilos y necesidades del equipo: ya sea a través de juego combinativo o más directo, su único pero es su fuerte carácter que ya le ha acarreado más de una expulsión.

Desde mi punto de vista, el Deportivo realizó una adquisición excepcional que a los hinchas más radicales les pueda doler, pero creo que una vez más el fútbol gallego está de enhorabuena. Primero, por contar con un futbolista de este nivel; segundo, porque tenga la oportunidad de seguir creciendo para nuestra satisfacción y tercero, para que lo pueda hacer en su Galicia y en la Liga Española. Es para estar contentos y no para amargarse según el escudo que se lleve en el pecho.

Ojalá triunfe para seguir aumentando una nómina TOP de sangre Irmandiña.