El Dépor se llevó una buen reprimenda en Vigo. El Celta le golpeó con saña en los últimos minutos haciendo más daño del que merecía su despliegue sobre el terreno de juego. Pero el 4-1 no solo le castigó en ese sentido. La goleada es un baño de realidad y un golpe a una apuesta timorata en la que se huyó del balón. El equipo vigués tiene sus indudables cualidades, pero no merecía tantas precauciones. Por momentos, el Celta se mostró dubitativo y el Dépor, que hasta ahora había tenido superioridad psicológica en estos duelos en los últimos años, debió plantar un duelo más de igual a igual. Pecó de reservón y se lleva un buen revolcón que compromete aún más su clasificación en la Liga. Gaizka Garitano, tocado.

El técnico blanquiazul arrancó el duelo concediéndole al Celta su status de equipo europeo. Cedió terreno e iniciativa confinando a Emre a la grada (ni siquiera en el banquillo) y relegando a Borges a opción de emergencia. Su camino para el triunfo era claro: balón parado, repliegue, músculo en la media y mucho pulmón para correr y avanzar metros a toda velocidad en las transiciones. Y en parte funcionó, aunque más porque su rival no es el equipo del año pasado y se mostraba temeroso en los primeros compases. Sin Nolito es menos.

También el Dépor mengua sin Lucas. Al plan de Garitano le faltaban muchas cosas, el coruñés hubiera ejercido de mago para arreglarlo todo. Está a muchos kilómetros y Andone sigue muy solo. Menos mal que el rumano es fuerte de cabeza porque tal empresa que le han encomendado sin éxito podría hacer mella en cualquiera. Estuvo luchando contra imposibles y solo, tras el empate, tuvo alguna opción de verdad.

El Celta se hacía con la pelota, sin hacer daño. Solo había luz a partir de Orellana y sus conexiones con Hugo Mallo. El Dépor esperaba, aguantaba, y no daba más de tres pases. Aún así, estaba relativamente cómodo. Hasta Bruno Gama pudo hacer el 0-1, se llenó de balón en el área. Y de ese fallo a alguien que no lo hizo. Los dos protagonistas celestes volvieron a conectar por la derecha y el lateral aprovechó la pasividad blanquiazul para colarse hasta la cocina. Lux vendido y 0-1.

El Dépor sintió el golpe y por un momento el Celta olió la sangre. Al equipo coruñés le rescató el laboratorio. Llevaba semanas rodando Albentosa el gol y ya tenía por fin su premio. El empate desató a los coruñeses que tuvieron varias ocasiones para darle la vuelta al marcador antes del descanso. Nada varió.

Sí lo hizo en la segunda parte. El Dépor le puso un punto más, adelantó su línea de presión. Mostró una mejor cara durante unos minutos. Pronto se diluyó y no tradujo esa intención en mejor fútbol y una victoria. En nada llegó el tanto que hizo la diferencia en el marcador final y en la película del partido. Una jugada celeste por banda acabó en un penalti de Sidnei más que dudoso, al que a punto estuvieron de expulsar. Su extremidad interrumpìó el remate y estaba separada del cuerpo, es discutible su intencionalidad cuando el impacto se generó a partir de un rebote. Iago Aspas casi falla en el remate desde los once metros, acabó logrando el 2-1. Su celebración hacia la grada de aficionados del Dépor es un capítulo más en su historia negra de gestión de las emociones en los derbis. Es un soberbio jugador, podría haber hecho mucho por la cordialidad de los clásicos. No le interesa.

Garitano introdujo cambios, se abrió el partido... y en la ruleta rusa todas las balas fueron disparadas por el Celta, que al final encontró espacios y su fútbol. El 3-1, con el equipo coruñés volcado, llegó en una gran internada de Jonny que sirvió un balón en bandeja al mejor futbolista del Celta, Fabián Orellana. A partir de ahí el Dépor lo intentaba y el equipo vigués era el que hacía daño. El choque era un caramelo para los sureños. Después de muchos años por fin apareció Iago Aspas, perdido en la primera parte, en un clásico para algo más que no fuesen expulsiones o celebraciones y declaraciones fuera de tono. Gran jugada en la que se deshizo del defensa y batió a Lux. Repitió celebración ahondando en los gestos. No había sido un calentón.

El duelo remató con frialdad en el terreno de juego y calor en la grada local. El partido debe servir de reflexión. No es una derrota, es una trayectoria. Algo debe cambiar y la duda es si el Dépor está en el camino adecuado.

Celta-Deportivo (4-1)

Celta: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral, Roncaglia, Jonny; Radoja, Hernández, Wass; Bongonda (Marcelo Díaz, min.74), Orellana (Sisto, min.90) y Aspas (Rossi, min.88).

Deportivo: Lux; Juanfran, Albentosa, Sidnei, Fernando Navarro; Bruno Gama (Marlos Moreno, min.64), Guilherme (Borges, min.80), Mosquera, Fayçal Fajr; Babel (Carles Gil, min.73) y Andone.

Goles: 1-0 Hugo Mallo, min.32; 1-1 Albentonsa, min.36; 2-1 Aspas (p), min.60; 3-1 Orellana, min.77; 4-1 Aspas, min.83

Árbitro: Álvarez Izquierdo (catalán). Amonestó a Hugo Mallo por parte del Celta de Vigo, y a Albentosa, Guilherme, Sidnei y Mosquera por parte del Deportivo.

Incidencias: 21.024 espectadores.