Acumula el Deportivo dos derrotas consecutivas en el tiempo añadido, frente al Sevilla y frente al Málaga. Son de esas que hacen daño por la forma y, sobre todo, por el momento en el que se producen más allá de los méritos contraídos por el equipo blanquiazul hasta esos duros momentos. En Riazor ante el cuadro hispalense los deportivistas se encontraron con una ventaja de dos goles que no supieron gestionar y permitieron a los visitantes marcar, por eso llegaron al descanso con una mínima renta. Después llegó la apisonadora sevillista, que los coruñeses supieron aguantar hasta los cuatro últimos minutos en los que encajaron dos goles. En Málaga fue distinto, los deportivistas igualaron un marcador adverso de tres goles y noquearon al rival hasta que en una llegada, también con el tiempo cumplido, pudo sentenciar en buena parte porque los jugadores de Garitano le enseñaron el camino del gol.

Centro del campo sin contundencia. El Deportivo está encajando demasiados goles en lo últimos partidos. Recibió 17 en los últimos seis encuentros, una cifra altísima para un equipo que quiere mantener la categoría. La mayoría se producen por la falta de contundencia de la gente de medio campo, o incluso de los más avanzados, que en demasiadas ocasiones trata de arrebatar el balón sin falta, cuando lo que se necesita es simplemente ser contundente. Un ejemplo es el gol de Ontiveros el pasado sábado. Amagó dos veces y encontró hueco porque le dejaron encontrarlo.

Errores inusuales. En la jugada previa al segundo gol del Málaga, Albentosa entregó mal hasta tres veces la pelota en la frontal de su área. Algo inusual en el central, que destaca precisamente por ser expeditivo y no complicarse cuando tiene el balón en su poder. Esa intención de sacar la pelota jugada desde atrás se supone que vendría impuesta desde el banquillo con la finalidad de que Andone no tenga que pasarse el partido corriendo.

Sin concesiones. Un equipo inseguro es una presa fácil para su adversario, este es el caso de los blanquiazules. En La Rosaleda, tras anotar el gol del empate a tres, se aprecia claramente (a través de la televisión) como Garitano les pide a los suyos que vayan a buscar el balón de nuevo en el campo contrario en la jugada en la que los locales realizaban el saque de centro. Pero, sucedió todo lo contrario. ¿Por inseguridad? El Equipo había hecho lo más difícil, empatar, y lo consiguió con buen juego. Lo fácil hubiera sido mantener ese ritmo y continuar llevando la iniciativa. No lo hizo. Eso y la permisividad atrás llevó a la derrota.