Deportivo y Betis están a la espera de que la Liga de Fútbol Profesional fije la fecha en la que se disputará el partido de la jornada 21 de Primera División que estaba previsto para anoche en Riazor y que fue suspendido para garantizar la seguridad de los aficionados tras los destrozos en las cubiertas de Riazor. La Liga no tiene por qué consultar a los clubes, pero lo normal en un caso como este es que contacte previamente con los equipos antes de marcar día y hora. Tanto Dépor como Betis están inmersos a estas alturas de temporada en una única competición, la Liga, por lo que tienen fechas libres para afrontar el encuentro pendiente entre semana. Una de las opciones es que se juegue el mismo día que el Valencia-Madrid, aplazado debido a la participación del conjunto merengue en el Mundial de Clubes.

El presidente del Deportivo, Tino Fernández, manifestó ayer su deseo de que el choque frente al Betis se celebre "cuanto antes". No había recibido ninguna noticia al respecto desde la Liga, si bien al mismo tiempo especulaba con la posibilidad de que se jugara "la semana que viene, el martes, pero es hablar por hablar". De momento, a la plaza de Pontevedra no ha llegado ninguna notificación ni consulta sobre la nueva fecha desde la LFP, cuyo departamento de comunicación sostiene que el día y la hora se anunciarán públicamente de forma inmediata en cuanto estén fijados.

De madrugada y con linternas

Tino Fernández quiso saber de primera mano y desde primera hora el alcance de los destrozos ocasionados por el temporal en las cubiertas de Riazor. Acudió la estadio pasadas las 05.00 horas de la madrugada del jueves al viernes, acompañado de Pablo Martín, jefe de seguridad del club, y de Pablo Pereiro, responsable de operaciones, así como de varios encargados del mantenimiento del estadio. Fue Martín quien, a las 04.30 horas, activó el protocolo tras recibir la llamada del agente de seguridad privada que estaba de guardia en el estadio. Inmediatamente puso en alerta a los Bomberos, a la Policía, a Protección Civil y a las autoridades municipales. Provistos de linternas por la escasa visibilidad, Tino y sus acompañantes hicieron una primera inspección sobre el estado del césped y de las cubiertas. En un principio lo hicieron con la esperanza de que el Dépor-Betis se pudiera finalmente disputar. Allí constataron que se habían desprendido trozos de uralita en las gradas, sobre todo en la de Pabellón Superior, y también en los aledaños del estadio. Algunos restos de las cubiertas aparecieron también esparcidos sobre el terreno de juego a consecuencia del fuerte viento. Una vez que amaneció y ya con una mayor visibilidad, se percataron de manera más fiel de la magnitud real de los daños y, sobre todo, del riesgo, confirmado luego por los técnicos municipales, que podía suponer para los espectadores la celebración del encuentro.

El club barajó entonces la posibilidad de que durante el día se pudiesen acometer tareas de saneamiento que permitieran que el partido se pudiera jugar, cerrando al público la grada de Pabellón y una parte de la de Maratón, y reubicando en otras zonas a los afectados. También se planeó prolongar esos trabajos hasta hoy para que el encuentro se pudiera jugar a lo largo del fin de semana, como muy tarde mañana, y de esa manera minimizar el trastorno ocasionado a todos los niveles. Sin embargo, la alerta por temporal continuó activa durante toda la jornada de ayer y también sigue hoy, lo que imposibilita realizar cualquier tipo de tareas en altura y, por consiguiente, abocó el encuentro al aplazamiento sine die. La cubierta más afectada es la de Pabellón y en menor medida la de Maratón, cuya estructura presenta un estado especialmente deteriorado. El césped, pese a la caída de trozos de uralita, no se vio afectado.

Tras comprobar el estado de las cubiertas y que era imposible acometer de inmediato esos trabajos para garantizar la seguridad de los aficionados por la adversa previsión meteorológica, sobre las 11.00 horas se acordó definitivamente suspender el partido, siguiendo de esa forma las recomendaciones de los técnicos. "Ha sido una decisión complicada, porque causa muchos trastornos, pero se ha puesto por delante la seguridad de todas las personas", explicó el presidente del Deportivo, Tino Fernández. "Es la decisión que pensamos que es la mejor. A la vista de los desperfectos y de los informes de los técnicos, vimos que era un riesgo. No podemos arriesgar con la vida y la salud de las personas", recalcó el máximo dirigente del club.

Mientras tanto, el Betis hacía las maletas para volar de regreso en chárter hacia Sevilla, donde Víctor Sánchez del Amo dirigió un entrenamiento por la tarde en el Benito Villamarín, una rutina calcada a la que siguió Gaizka Garitano, quien citó a sus hombres también en sesión vespertina en la ciudad deportiva de Abegondo. Tino confía en que el Deportivo no sea multado por las consecuencias derivadas de la suspensión. "Creo que no tenemos responsabilidad directa. Es un tema del mal tiempo combinado con el mal estado de la instalación. Como presidente del Deportivo y como coruñés, lamento profundamente que seamos protagonistas por esto", señaló el dirigente tras exigir una solución "urgente".

El aplazamiento del encuentro trastoca los planes de ambos técnicos, cuyos equipos, dos rivales directos por la permanencia, no sumarán en esta jornada y podrían ver cómo los tres que actualmente están en puestos de descenso -Granada, Osasuna y Sporting- recortan diferencias en la zona baja. De momento, el colchón del Deportivo sigue siendo relativamente amplio, de seis puntos, pero podría reducirse a la mitad si el conjunto asturiano gana mañana al Alavés en El Molinón. Una cita en teoría asequible para los gijoneses, teniendo en cuenta que se medirán a un adversario que viene de hacer un gran desgaste el jueves frente al Celta en Balaídos, en la ida de las semifinales de la Copa del Rey. Además, los vitorianos ocupan una posición desahogada en la Liga gracias a sus 24 puntos, once por encima del descenso, por lo que podrán ahorrar esfuerzos de cara al desenlace de la eliminatoria, el próximo miércoles en Mendizorroza.