Ganar ya no es un objetivo para el Deportivo. Después de tanto tiempo, más de dos meses, se ha convertido en una obsesión. Da igual cómo. El caso es sacar adelante el partido de esta tarde frente a otro rival directo. No va más en Butarque, para el Dépor y también para el Leganés, igualmente necesitado. Gaizka Garitano hará una pequeña revolución en el once con la esperanza de lograr un triunfo balsámico que evite su despido. Agitará el ataque en busca de la reacción y apostará por Joselu Mato desde el inicio, dejando en el banquillo nada más y nada menos que al pichichi blanquiazul, Florin Andone. El de Silleda será una de las cuatro novedades en una alineación en la que también entran Fernando Navarro, Carles Gil y Pedro Mosquera, el coruñés por la lesión de tobillo de Celso Borges.

Después de tantas semanas seguidas de tropiezos, a cada cual más duro, el Dépor ya no se puede permitir el lujo de encajar otro golpe. Visita Butarque sin paracaídas, consciente de que le será muy difícil levantarse si esta tarde vuelve a estrellarse. No sería definitivo para el equipo, pero sí para Gaizka, cuya continuidad depende del resultado ante el Leganés. Otro rival directo en el camino al que el Dépor puede y debe vencer. Se acabaron las palabras. Toca hablar en el campo, tal y como recalcó esta semana Tino Fernández en la reunión que mantuvo con la plantilla y el cuerpo técnico en Abegondo.

La necesidad también aprieta a los pepineros, que vienen de rozar la gesta en el Camp Nou. Acabaron perdiendo en el descuento, pero plantaron cara al todopoderoso Barça y eso indudablemente refuerza su autoestima de cara a la cita de hoy, para la cual Asier Garitano tiene las bajas de Alberto Marín, David Timor, Mamadou Koné y del cedido Pablo Insua. Eso sí, recupera al exdeportivista Rubén Pérez para reforzar su centro del campo.

El Leganés solo ha ganado uno de los once encuentros que ha jugado en casa. Un balance horrible, tan malo como el del Dépor a domicilio: cero victorias en doce salidas. Fiar la permanencia única y exclusivamente a los partidos de Riazor es una condena segura. Para salvarse también hace falta sumar fuera, y no solo de uno en uno, sino de tres en tres. Eso es lo que buscará el Deportivo en Butarque, donde tratará de transformar en una victoria todas las cosas buenas que es capaz de hacer, que no son pocas. Necesita un resultado para recuperar confianza y huir del precipicio. Hoy es el día.