Me costó mucho empezar a escribir sobre el partido, ya que no sabía si lo mejor era comentar que todavía hay tiempo para salir de esta situación fácilmente, que mucha tranquilidad, que los resultados positivos van a llegar, como dicen algunos de los protagonistas desde hace varias jornadas, pero la realidad es que yo tengo que seguir siendo fiel en mis comentarios a lo que veo jornada tras jornada y lo siento porque a este Deportivo lo estoy viendo en Segunda División (ojalá me equivoque).

A estas alturas de la competición no se puede seguir probando, no se puede seguir mandando jugadores de la grada al campo y viceversa, no se puede afrontar este partido, frente a un rival directo, con esa predisposición, no se puede tener en 90 minutos una ocasión y media, ¿Cómo se puede dejar en el banquillo al máximo goleador del equipo? ¿Eran conscientes los jugadores de lo que nos jugábamos o siguen estando en otra nube?

Fue un partido de despropósitos: de salida me pareció un equipo triste, sin confianza en sus posibilidades, sin ideas, con pérdidas constantes de balón, sin adaptarse a la permisividad del árbitro, sin idea de controlar el partido, sin concentración, con una pésima orientación del marcaje en los dos primeros goles del Leganés, sin obtener nada positivo en las estrategias una jornada más, orientando mal las vigilancias defensivas en los saques de esquina a favor... etc., y para colmo perdimos el golaverage particular.

La posible intromisión del Barcelona en el fichaje de Juanfran no le hizo ningún favor al jugador ni al Deportivo ya que su rendimiento no fue, ni parecido, al de los últimos partidos, y lo entiendo. ¡O cambiamos radicalmente o vamos a necesitar muchísima suerte!