Para mí se tomaron unas decisiones extrañas frente al Celta que no entendí: el planteamiento fue miedoso con un repliegue intensivo a nuestro campo y sin ningún tipo de presión, con tres jugadores en el centro del campo que no son creativos, con los mediapuntas de banda jugando a su aire olvidándose de hacerlas fuertes y competitivas y al mismo tiempo dándole amplitud al juego. Adelantar a Borges a la línea de ataque para acompañar a Joselu supuso jugar sin ataque en Riazor y frente al Celta? El baile constante de posiciones propició que no se ocupara bien el terreno de juego. Al no dar buena salida al balón con ayudas de las bandas y del centro del campo, dábamos balón atrás y pelotazo en largo con ventaja para los defensas rivales, que recibían de cara. Aún encima no estaba Andone, que es el único que puede aprovechar el juego directo.

El Deportivo se metió en el partido y se decidió a atacar en los minutos finales del primer tiempo y en los primeros de la segunda parte aumentando la intensidad y la presión. Hubo pérdidas constantes de balón, los centros no llegaban a su destino y las escasas ocasiones procedían casi siempre de los fallos del rival, que por cierto no hizo tantos méritos para llevarse los tres puntos.

En esta jornada sentí una envidia sana al ver debutar a dos canteranos y del país en la Real Sociedad y en el Betis.