No fue un golpe encima de la mesa porque quizás no tiene aún argumentos para darlo, pero el triunfo y las maneras que exhibió el Dépor ante el duro y pegajoso WBA le han servido para sanear el ambiente y retomar la senda que emprendió hace un mes. El equipo británico, muy inglés, supuso una prueba de estrés para los coruñeses muy diferente al Porto. Presión ante repliegue. Le iba mejor a los pupilos de Mel, aunque también le exigió en otras zonas del campo. Los tantos de un meritorio Bruno Gama y de Borja Valle dieron el triunfo e hicieron justicia en un duelo que estuvo muy condicionado por la merecida roja a Livermore. El Teresa Herrera se queda en casa y al Dépor le queda mucho camino que recorrer.

El Dépor admitía en su fuero interno que por mucho que fuese pretemporada no podía seguir exhibiendo el nivel futbolístico de la última semana. La exigencia de sus rivales ha subido unos peldaños y por fin desde los primeros minutos el grupo pareció querer y poder ponerse al nivel de sus contrincantes. El técnico no se guardó casi nada. Tres fichajes en el once (Schar, Fede Cartabia y Bakkali) y una formación que bien podría ser la elegida en dos semanas ante el Real Madrid con la excepción de Emre Çolak que está sancionado. Pero el turco no es poca cosa, aunque a l entrenador siga sin entrarle por el ojo. El cambio experimentado por el Dépor ante el West Bromwich Albion, sobre todo en la primera media hora, tiene que ver mucho con que le favorecieron los parámetros de juego de su rival, con que se desplegó con las líneas juntas y también con el hecho de que se apreció más movilidad en la zona de enganches para ofrecerse en la salida de balón y en tres cuartos.

El WBA invitó al Dépor a venir a su área, pero ya en esa zona sufría una metamorfosis. Bastaron dos minutos y la primera salida de tono de Livermore, que luego sería justamente expulsado, para comprobar la intensidad del grupo de Pulis, uno de los conjuntos más clásicos que quedan en la Premier. Era casi imposible para el Dépor ganar los duelos individuales y, a pesar de su versatilidad y movilidad en el balcón del área, se encontraba con una muralla impenetrable. Insistía e insistía y con el mismo éxito: ninguno. Cero ocasiones. Pero, al mesmo, este Dépor desprendía otro olor.

Otro de los recursos del Dépor en el primer acto hasta que se igualó la balanza fue Schär. El suizo fue el que más encandiló entre los fichajes. Manda, va presto al corte, sale bien con el balón y esta noche dio un recital de desplazamiento en largo. Fueron tres o cuatro pases diagonales de cuarenta metros y al pie que removieron a la grada. En uno pudo marcar Bakkali, pero más allá de ese error la clave es que esta cualidad del helvético puede añadir muchos e interesantes registros a un equipo como el Dépor, al que no le sobra y que pretende salir tocando desde atrás.

Tras la media hora el duelo empezó a decaer y el WBA se vio obligado a animarse. Tampoco le apetecía mucho, estaba fuera de hábitat. En una contra cortada por Mosquera, Livermore se calentó, vio la roja y el partido cambió, aunque habría que esperar muchos minutos para desnivelar el marcador.

El panorama empujaba al Dépor a buscar el triunfo. Pulis le dio una vuelta al equipo tras el descanso con cuatro cambios. Uno de los que salió fue el 'coruñés' Jay Rodríguez, que seguro que vivió días mejores en la ciudad. El conjunto coruñés adelantó líneas y se dispuso a asaltar la meta británica. Más intención que método. El WBA seguía siendo una roca, pero ya se le empezaba a ver alguna fisura. Los cambios fueron rompiendo y quitándole ritmo al duelo. El campo se fue inclinando, inclinando hasta que apareció el goleador de la pretemporada.

Bruno puede a veces no sentar bien en el circuito ofensivo del Dépor, pero está claro que sus goles le hacen merecedor, al menos, de una segunda oportunidad tras su gris temporada pasada. Marcó ante equipos menores y hoy lo volvió a conseguir en una acción técnica que no desmerece, ya que no es sencillo equilibrar el cuerpo y colocar así en el segundo palo. Su asistente fue Juanfran, que por fin mejoró, al igual que Sidnei.

El conjunto inglés comenzó a descoserse en los últimos minutos y el Dépor amplió el tanteador. Pudo ser Andone y al final Borja Valle empujó a la red y casi a ciegas el segundo tanto. Un triunfo que no debe enmascarar las debilidades de este Dépor, pero que al menos sanea el ambiente mientras el equipo sigue progresando y llegan los fichajes. La Liga empieza en dos semanas y viene el Madrid. Ahí no habrá ni excusas ni peros ni condicionantes.