Mereció perder, tuvo la victoria en su mano y acabó empatando. Así se resume el triste partido del Deportivo en el Ciutat de Valencia, donde se dejó dos puntos ante un rival en inferioridad que encontró el justo premio a su dominio gracias a un penalti inexistente en la recta final que supuso el 2-2 definitivo. Partido malo, muy malo, del equipo coruñés. Y eso que salió con mucha gente para tener la pelota, pero ni la olió. Se encontró muy pronto por delante en el marcador y se echó atrás con todo, regalando el esférico y recurriendo una y otra vez a los balonazos en largo para pisar campo contrario. Pobre repertorio ofensivo, insuficiente en Primera División aunque el rival sea un recién ascendido. Al final el Dépor puntuó fuera de casa, donde últimamente acostumbra a perder, pero se fue del campo incluso con peores sensaciones que tras el 0-3 ante el Madrid. Preocupante.

De milagro llegó el Deportivo al descanso con ventaja en el marcador. El milagro tuvo nombre propio, Rubén Martínez, que mantuvo vivo al equipo gracias a varias paradas de verdadero mérito. De no ser por él, el Levante habría celebrado una victoria abultada. Pero así de caprichoso es el fútbol, que regaló dos goles al Dépor en la primera parte prácticamente en sus únicas llegadas a puerta. Mucho más y mejor atacó el Levante. Dispuso de varias ocasiones lo suficientemente claras como para reflejar su dominio en el marcador, pero solo perforó la meta de Rubén gracias a una falta magistralmente lanzada por Bardhi.

El Dépor salió con mucha gente para asociarse con el balón, incluido Çolak, la única novedad en el once con respecto a la alineación que debutó en Liga frente al Madrid. El turco prácticamente no entró en juego. Ni él, ni los otros tres futbolistas que completaron el ataque: Cartabia, Bakkali y Andone. El argentino, por lo menos, anduvo listo para convertir en gol un centro de Luisinho mal defendido. Definió con precisión y calidad para dar ventaja al Dépor en los primeros compases del encuentro (m.5).

El Levante no acusó el golpe del 0-1. Vivió permanentemente en campo contrario para acosar una y otra vez al equipo coruñés, incapaz de robar el balón y administrarlo con criterio. Apenas fue capaz de enlazar más de tres pases seguidos y eso dio alas al conjunto granota, que puso a prueba a Rubén con varios lanzamientos peligrosos. El portero de Coristanco respondió con una mano salvadora a un disparo cruzado de Morales que olía a gol. Gran intervención, como la que protagonizó después para rechazar un gran chut de Jason. No fueron los únicos del Levante que estuvieron cerca de marcar. También acariciaron el gol Campaña, desde lejos, y Lerma, que aprovechó un despiste de Sidnei para cabecear desde el segundo palo.

El empate parecía que estaba al caer. Lo merecían los locales por su valentía e insistencia. Sin embargo, en otra acción aislada llegó el segundo del Dépor. Fue en un córner sacado por Cartabia y culminado por Sidnei. Prácticamente no necesitó saltar para sorprender a Raúl con un testarazo bien dirigido (m.31). Blandita la defensa granota, que colaboró, y mucho, en los dos goles visitantes.

El encuentro estaba destinado a cocerse en ese cuarto de hora que faltaba hasta el descanso. Si el Dépor era capaz de mantener su ventaja de dos tantos, iba a ser muy difícil que el Levante remontara. Los granotas necesitaban un gol para meterse de nuevo en el partido y lo firmó Bardhi. Más que gol, golazo. Un misil directo a la escuadra. Imparable hasta para el inspiradísimo Rubén.

Tras la reanudación el guión fue idéntico al de la primera parte. Acoso continuo del Levante, con llegadas continuas, una detrás de otra. El Dépor, igual de perdido, se atrincheró con todo confiando en que los minutos fueran pasando sin que el Levante consiguiera hacer gol. Álex Alegría, Morales, Jason y Bardhi culminaron sin éxito algunas de las oportunidades locales. Fueron muchas, muchísimas, de sobra como para haber empatado bastante antes. Los granotas se merecían, como mínimo, un punto. Por él lucharon sin tregua, aunque la expulsión de Morales por doble amarilla, en el 75, les puso la recta final muy cuesta arriba.

En esa fase el Deportivo aprovechó su superioridad numérica para empezar a estirarse con algunas contras peligrosas. Los recambios Adrián y Bruno las corrieron con criterio. Les acompañó Borges, el primero en entrar desde el banquillo. El costarricense estuvo a punto de marcar a pase de Adrián. También merodearon la sentencia Luisinho y Cartabia. Pero el tercer gol visitante no llegó y en el 83, tras un disparo al palo de Campaña, llegó ese penalti que no fue de Juanfran sobre Ivi. Él mismo se encargó de transformarlo para evitar la injusticia de una victoria visitante.