De querer buscar un consuelo a lo ocurrido el sábado contra el Valencia, el Deportivo podría agarrarse a que firmó una de sus actuaciones más redondas de la temporada. El conjunto de Cristóbal transmitió un empaque colectivo emborronado por unas pifias individuales que lo condenan a una segunda vuelta del campeonato más apurada incluso que en las tres temporadas anteriores. Lo advirtió ayer Luisinho antes de que el Alavés se impusiera al Sevilla y enviara al equipo blanquiazul de vuelta a los puestos de descenso, anticipando la que será una segunda mitad de curso agónica. "Veo que este año está más difícil que los otros años porque los equipos están más equilibrados y no va a ser una segunda vuelta tan fácil. Tenemos que puntuar, y bastante, porque tenemos pocos puntos y empezar a hacerlo el próximo partido porque cada punto es oro", reflexionó el defensa portugués sobre lo que aguarda a los deportivistas de aquí al mes de mayo. Para alcanzar una permanencia que ahora se presenta entre tinieblas tras firmar la primera vuelta más pobre de las cuatro últimas temporadas, el equipo deberá corregir unos errores que ha sido incapaz de solucionar a pesar de que han sido comunes desde que arrancó la competición en el mes de agosto. Ante el Valencia volvieron a repetirse y el equipo acabó enterrado por sus errores en las áreas. Rubén y Albentosa, en la propia, y Adrián, en la contraria, evidenciaron unas carencias de sobra conocidas que el club, transcurrido la mitad del mercado del invierno, todavía no se ha decidido a arreglar.

Errores individuales reiterados. El fallo de Adrián con todo a favor para rescatar un empate fue el colofón a otro partido de los deportivistas plagado de infortunios. A Cristóbal le tocó de nuevo aceptarlo con resignación, molesto al mismo tiempo por la reiteración con la que sus jugadores se disparan en los pies. El recuerdo de las pifias ante el Celta estaba todavía reciente para un Riazor que presenció estoico una vez más los errores de Rubén y Albentosa que pusieron cuesta abajo la victoria para el Valencia. Antes el Deportivo había acumulado ciertos méritos como para pensar en otro desenlace. "Creo que hicimos un buen partido, perdimos por fallos individuales y es difícil, porque cuando el equipo está bien siempre aparece un fallo. Nos penaliza porque estamos en una situación que no podemos fallar tanto", resumió ayer Luisinho.

El sainete de la portería. De los tres errores gruesos del sábado, el de Rubén en el primer tanto valencianista resucita un debate que parecía adormecido durante las últimas semanas. El ruido alrededor de la portería se había suavizado con actuaciones solventes del guardameta de Coristanco, que sin embargo el sábado protagonizó una de las acciones del partido y quizá también de la jornada. La tacha a disparo de Guedes le coloca de nuevo en una situación incómoda, al igual que al club. Descabezada ahora la dirección deportiva tras la marcha de Richard Barral, poco partidario de reforzar esa posición, los mensajes contradictorios alrededor de esa posición se han repetido en este mercado de invierno al que le restan tan solo algo más de dos semanas por delante para concretar movimientos.

Vuelta de tuerca al sistema. Aunque amagó con la posibilidad de alienarlos juntos en Villarreal, la lesión de Lucas impidió a Cristóbal que el coruñés compartiera alineación con Andone. El sábado lo hicieron en un planteamiento que desplazó a Lucas a la banda derecha y que inauguró un nuevo abanico de posibilidades. Lejos todavía de ser determinante, el de Monelos se mostró más participativo en el juego en un papel parecido al de Adrián.