E l Deportivo ha jugado con fuego durante toda la liga y, al contrario que en otras temporadas en las que otros equipos fallaron en los momentos clave y le 'hicieron el trabajo' para poder salvarse, esta vez está casi quemado, es decir, prácticamente en Segunda División.

Ya llegará el momento de pormenorizar las causas y razones por las que el equipo ha llegado a esta situación tan negativa, en la que todos, en el campo y en los despachos, tienen responsabilidad; todavía hay que agarrarse a la débil esperanza de un milagro. Pero cuando se ficha a jugadores que no están para competir en la máxima categoría, cuando por parte de los tres entrenadores no se conocen a la perfección las características de sus jugadores para elegir el sistema adecuado y sus variantes, cuando te enfrentas a rivales de juego diferente y sigues aplicando el tridente, cuando no se reitera el trabajo táctico para mecanizar los movimientos del equipo en el campo, cuando desperdicias demasiados minutos de muchas primeras partes de partidos, cuando ante la fragilidad defensiva del equipo por falta de calidad no la mejoras con la cantidad, cuando optas por el juego directo en lugar de jugar al fútbol asociación, cuando no aprovechas las ventajas que te proporciona la estrategia ofensiva, cuando no aprovechas las enseñanzas de utilizar el banquillo y la grada para los jugadores que no ayudan a que el equipo progrese, cuando se permite que algunos jugadores que no están en la mejor forma tengan el privilegio de ser titulares o jugar? lo normal es llegar a esta situación: ver muy de cerca la Segunda División.

De los partidos disputados en el último mes destaco que frente al Getafe solo se hicieron cuatro tiros a gol, tres de un defensa. Que frente al Eibar lo que fallaron Andone y Lucas no está en los escritos, como tampoco los lamentables errores de Koval. Que en Girona es difícil obtener algo positivo si no se crean ocasiones. Que frente a Las Palmas el equipo jugó de forma anárquica y los cambios se hicieron tarde y mal. Frente al Atlético de Madrid el Deportivo sí hizo un buen partido, con buen repliegue y buena contra, pero le condenó la falta de acierto. Y frente al Málaga, tras una primera parte desperdiciada, el equipo mejoró la efectividad y el cambio de Borges por Muntari en el centro del campo dio más creatividad e hizo mejorar el juego.

En definitiva, estando como estamos, a ocho puntos del primer puesto de salvación, solo nos queda rezar y esperar a que se produzca ese enorme milagro para evitar las gravísimas consecuencias que supone el descenso de categoría.