Las cuentas están cada vez más claras para el Deportivo, por mucho que ayer mirara de reojo a San Mamés durante el partido que enfrentó al Levante con el Athletic. Al conjunto de Clarence Seedorf solo le vale ganar ante el Barcelona el domingo en Riazor si desea alargar sus opciones de permanencia una semana más. Podría incluso enterrarlas por completo antes en caso de que los granotas ganen el viernes al Sevilla en su estadio. El Deportivo pondría así punto y final a cuatro campañas seguidas en Primera División.

El resultado en Bilbao terminó de condenar a los blanquiazules, que vieron como su delicadísima situación a falta de cuatro jornadas para el final del campeonato se ha vuelto prácticamente irreversible. El Levante, después de ganar en San Mamés (1-3) disfruta de una cómoda ventaja gracias al empate de los deportivistas en Leganés y podría permitirse incluso el lujo de jugar con la desesperación de los coruñeses, que necesitan puntuar en todos sus partidos y al mismo tiempo esperar los tropiezos de su ya prácticamente único rival por la permanencia.

Poco margen le queda al Deportivo, al que todo lo que no sea ganar al Barcelona lo devolvería a la Segunda División después de cuatro temporadas. Virtualmente descendido, podría tener incluso que afrontar el mal trago de perder la categoría la semana que viene ante el Celta en Balaídos, con todo lo que ello conlleva.

Esta semana se dará la circunstancia de que el conjunto de Seedorf recibirá el domingo al Barcelona conociendo el resultado del Levante. Los granotas jugarán el viernes contra el Sevilla en su estadio y ese resultado marcará el futuro más inmediato de los blanquiazules.

Un triunfo levantinista dejaría al Deportivo en Segunda aún en caso de ganar a los azulgrana, que a su vez podrían proclamarse campeones de Liga en Riazor. Los nueve puntos de ventaja de los que disfruta el conjunto valenciano a estas alturas, con tan solo doce por disputarse, le colocan en disposición de sellar la permanencia esta jornada gracias a la ventaja que le proporciona el golaverage a favor.

El milagro adquiriría connotaciones históricas porque nadie ha conseguido recuperar tal desventaja con tan pocas jornadas de margen. El peor escenario posible, sin embargo, se confirmó anoche en San Mamés y con ello también se puso en entredicho el optimismo exhibido por Seedorf tras el empate en Leganés. Allí deslizó la posibilidad de que el Levante perdiera todos sus partidos para lograr la salvación. Es lo que necesita ahora el Deportivo. Eso y ganar los suyos para evitar el precipicio.