Manuel Pimentel Siles (Sevilla, 1961) es ingeniero agrónomo, licenciado en Derecho y diplomado en Alta Dirección de Empresas. Fue diputado en el Parlamento de Andalucía por el PP, partido del que llegó a ser secretario general en su comunidad autónoma. Entre 1996 y 1999 fue secretario de Estado de Empleo, y posteriormente, ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, cargo del que dimitió en marzo de 2003 al oponerse abiertamente a la guerra de Irak, lo que le procuró un claro enfrentamiento con la cúpula de su partido y con el Gobierno en el que participaba, con José María Aznar a la cabeza. Su última intervención pública, y con éxito, fue como mediador en el conflicto de los controladores aéreos. Ahora vive alejado de la política, a la que dice que no quiere volver, pero la sigue con intensidad y prevé importantes reformas si llega Mariano Rajoy al Gobierno.

-Los resultados electorales no le habrán sorprendido.

-Lo que ha pasado, el cambio, es bueno para el país. Ahora llega el momento de gestionar.

-Será difícil.

-Muy difícil. Preveo que habrá recortes intensos, directamente proporcionales a la irresponsabilidad con la que se ha gastado el dinero. Los políticos nunca han tenido que rendir cuentas ante los ciudadanos, que ahora también se las exigen al sector público.

-Se exigen cuentas, pero por ejemplo en Valencia, con imputados por supuesta corrupción en la lista del PP, vuelven a sacar amplia mayoría absoluta. ¿Cómo se explica esto?

-Porque funciona más el retrovoto que el voto. Es decir, 'te voto a ti para que no gane el otro'. La gente exculpa a los suyos para que no ganen los otros.

-Ha pesado más la situación económica.

-Está demostrado que el PP es mejor gestor que el PSOE, que es más idealista. Pero todos hemos participado en el disparate del gasto público, también el ciudadano, que exigía que aumentase. Todos hemos participado en esta orgía del gasto. Pero en esta campaña electoral no se ha hablado ni de las autonomías ni de los municipios. Se ha votado contra Zapatero, y ningún partido ha dicho qué va a hacer con el marrón económico que tenemos encima. No hay debate ciudadano. Llegamos a creer que se trata de cambiar caras, pero no de admitir responsabilidades.

-El presidente del PP, Mariano Rajoy, acaba de presentar una batería de ajustes y recortes. ¿En qué no se puede recortar?

-Fue muy valiente la decisión de Zapatero de bajar el sueldo a los funcionarios y congelar las pensiones. Pero no es suficiente. Tocar la sanidad y la educación sería una irresponsabilidad. Nos quedan las empresas públicas, que son miles en toda España dependiendo de comunidades autónomas, que aportan poco o nada y que la mayoría se dedican a hacer competencia desleal.

-Se hicieron más reformas.

-Sí, se han bajado las pensiones, porque con la reforma todos hemos aceptado que tendremos que trabajar más.

-¿Y la reforma laboral?

-Fue prácticamente inexistente, lo que demuestra hasta qué punto está bloqueado el país.

-Si gana el PP, ¿hará otra reforma?

-Sí, sin duda, y también de la negociación colectiva.

-¿No cree que patronal y sindicatos lleguen a un acuerdo? (La entrevista se produjo horas antes de la ruptura de las negociaciones).

-Es posible, pero no es probable. Los empresarios quieren una reforma con contenido, que les permita un margen de maniobra.

-¿Y qué pasará si legisla el Gobierno?

-Lo mismo que con la reforma laboral. Será sólo mover agua: un gran esfuerzo en el que se gasta toda la energía para que todo quede igual.

-Y si fuera ahora ministro de Trabajo, ¿qué haría?

-Yo ya no me dedico a la política. Pero pensaría cómo crear empleo, y con lo que hay ahora no se puede. El problema es que en este país nadie quiere ser empresario, porque la normativa laboral es muy antigua y es la más dura de Europa, y los empresarios sólo tienen problemas. Hace falta cambiar la norma, pero también la filosofía de la negociación colectiva. Es necesario olvidar el tú y el yo y pensar en nosotros y en lo que podemos hacer todos juntos. España tiene la tasa más baja de empresarios de Europa. Si no se consiguen más empresarios, no se crearán empleos. Y así el país no puede crecer.

-¿Defiende que los sueldos vayan ligados a la productividad?

-La crisis ahora ya no es global, sino local. El mundo ya tira y hay más mercado fuera que dentro. Pero hay que producir con más valor añadido, más calidad y a precios razonables. Así lo hacen los países del entorno y crecen. Mire a Alemania, tienen una elevada productividad y elevados salarios.

-¿Qué hace más falta ahora, talento o inteligencia?

-El talento es hacer y la inteligencia es decidir. Cuando cambia el escenario es más importante decidir el camino que se va a seguir para volcar en ello el talento. Ahora es momento de inteligencia para decidir bien.