Las amas de casa copan tres de cada cuatro pensiones no contributivas de jubilación

Esta prestación es a la que pueden acceder quienes no cotizaron los quince años mínimos que fija la ley | El colectivo exige una específica para cuando se retiren

Una mujer ama de casa haciendo la cama.  |  // GUSTAVO SANTOS

Una mujer ama de casa haciendo la cama. | // GUSTAVO SANTOS / Mateo G. Triñanes

Mateo G. Triñanes

La progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral ha llevado a mínimos históricos el número de personas que se dedican de manera exclusiva a las tareas domésticas y al cuidado familiar. Una labor —la de ama de casa— que, a pesar de los importantes avances llevados a cabo en materia de igualdad, ellas continúan ejerciendo de manera mayoritaria. Así se desprende de los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que reflejan que en la comunidad hay 140.800 mujeres y 17.400 hombres cuya única faena es sacar la casa adelante.

Hace tan solo 22 años, la cifra era prácticamente el doble, y ascendía a 272.600 personas que se dedicaban en exclusiva a esta labor. Mujeres el 98% de ellas que, a pesar de trabajar de sol a sol, nunca pudieron cotizar los quince años mínimos que la ley exige para acceder al cobro de una pensión contributiva de jubilación.

Al igual que aquellos que otrora llevaron a cabo su desempeño laboral sin la mediación de un contrato, llegados los 65 años su única posibilidad de acceder a una prestación social es mediante la figura de la pensión no contributiva de jubilación. Un subsidio que en la comunidad, precisamente por el peso de las amas de casa, tiene también nombre de mujer. Ellas copan, según los datos proporcionados por la Consellería de Política Social, casi tres de cada cuatro de las 24.286 pensiones de este tipo que se expiden mensualmente en la comunidad y que no reportan únicamente un ingreso económico, sino también asistencia médico-farmacéutica gratuita y servicios sociales complementarios.

Sin embargo, cabe recordar que no todas las mujeres que dedicaron su vida a las tareas del hogar pueden acceder a esta prestación. Al igual que en el caso de las pensiones no contributivas de invalidez, este tipo de subsidios están ligados a la renta y se circunscriben a aquellas personas que se encuentran “en una situación de necesidad económica”, como recuerda el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso).

Concretamente, para 2024 pueden solicitar esta prestación aquellos hombres y mujeres cuyos ingresos personales sean inferiores a los 7.250 euros anuales y vivan solos. En caso de residir con su pareja o con parientes consanguíneos de segundo grado, deberán contar con ingresos inferiores a 12.326 euros en el caso de dos convivientes, 17.401 euros si son tres o 22.476 si la unidad familiar está compuesta por cuatro convivientes.

Distinto es si quien busca solicitar esta prestación vive con alguno de sus hijos. Entonces, los ingresos anuales no podrán rebasar los 30.815 euros si son dos convivientes; los 43.503 euros si son tres personas las que viven juntas y los 56.192 euros si son cuatro parientes para acceder a la prestación.

Los colectivos organizados de amas de casas consideran que este subsidio es del todo insuficiente y llevan años pugnando porque se habilite una pensión contributiva de jubilación para ellas previo pago, por supuesto, de las necesarias cuotas a la Seguridad Social. “No queremos ningún regalo, queremos contribuir y pagar nuestras cuotas mientras trabajamos en casa, para cuando estemos en edad de jubilarnos podamos hacerlo con normalidad”, señala Rosa Celia Otero, presidenta de la Asociación Provincial de Amas de Casa de A Coruña. Su agrupación ha mantenido ya reuniones con los diferentes partidos políticos para hacerles llegar su propuesta.

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