Miembros de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat) con base en Figueirido (Pontevedra) patrullan los montes desde julio, con la convicción de que la operación Centinela gallego, de prevención de los fuegos forestales, constituye un factor disuasorio para los incendiarios.

"Nuestra principal misión es la vigilancia", apunta en declaraciones a Efe el sargento primero Tubío, en una jornada en que comanda una de las tres patrullas encargadas de vigilar los montes de los municipios pontevedreses de Ponteareas, Mondariz, Salvaterra do Miño y Salceda de Caselas. Más allá de la observación de posibles focos, Tubío también destaca la importancia de la disuasión, ya que, cuando se dan varios incendios en un área concreta "es que existe una persona de la zona detrás de ellos, y es importante que sepa que el Ejército se encuentra vigilando los montes".

Cerca de cien miembros de las Fuerzas Armadas recorren durante los meses de verano los montes gallegos, en un operativo resultado de un convenio de colaboración entre el Ministerio de Defensa y la Xunta de Galicia. Este dispositivo está compuesto por un total de 23 patrullas, dos helicópteros y un centenar de efectivos en el denominado "esfuerzo mínimo", el vigente hasta el momento en un verano con un reducido número de incidencias hasta la fecha. En caso de emergencia, este dispositivo podría llegar a disponer, en el denominado "esfuerzo máximo", de 75 patrullas y cuatro helicópteros, y movilizar a cerca de 300 personas.

En su labor diaria, las patrullas de la Brilat no siguen una hoja de ruta prefijada, sino que se coordinan con los otros efectivos presentes en la zona y se mantienen en comunicación constante con las autoridades civiles. "Solemos pasar cada mañana por el cuartel de la Guardia Civil a recoger el índice de riesgo de incendios diarios y a que nos informen de en qué pueblos ha habido conatos y cuáles son las zonas de riesgo", destaca el sargento Tubío. Su jornada de trabajo combina la visita a diferentes observatorios desde los que avistar posibles focos, con recorridos en un vehículo militar por diferentes caminos entre el monte y pistas de tierra, por los que realizan una media de 200 kilómetros cada jornada. En el turno de noche están más tiempo en los observatorios.

En caso de encontrarse con algún elemento anormal; "algún coche raro, alguien que se esconde", los militares portan un cámara con la que realizan fotografías de aquello que consideran sospechoso, para que las imágenes sirvan de ayuda en la investigación de un incendio provocado. Con todo, todavía siguen existiendo incendios motivados por la imprudencia; "hay gente que sigue quemando rastrojos, pero hasta ahora se han localizado rápido", añade Tubío.

Hasta el 7 de agosto, las patrullas de este operativo habían dado aviso de ocho incendios y seis quemas de rastrojos, así como de la presencia sospechosa de una persona. Los efectivos de la Brilat son los responsables de este operativo en las provincias de Pontevedra y Lugo, mientras que las patrullas de A Coruña están formadas por militares de la Infantería Marina y, en Ourense, por miembros de la Brigada Castillejos de Caballería, procedentes de Zaragoza.