Después de siete años en los que los medicamentos usados recogidos en farmacias de toda España acababan enterrados de forma irregular en un vertedero de Cerceda, el sistema Sigre por fin va a lograr su objetivo inicial: incinerar los fármacos caducados para evitar que contaminen el medio ambiente.

Sogama anunció ayer que ha llegado a un acuerdo con los trabajadores de la planta Sigre donde se almacenan los medicamentos y que desde el pasado verano se oponían a la incineración de los fármacos alegando riesgos para su salud. Según la Sociedade Galega para o Medio Ambiente -sociedad pública participada en un 51% por la Xunta y en un 49% por Fenosa-, tanto la Inspección de Traballo como el Instituto de Seguridade e Saúde Laboral confirmaron que la incineración de los fármacos "no supone ningún problema de salud para los operarios, siempre que estos no entren en contacto directo con los residuos", para lo que se emplearán unos guantes "especiales".

Ante estas conclusiones y tras varios meses de negociaciones, el comité de empresa de los operarios subcontratados por Sogama -la planta de Sigre ubicada en Cerceda no es propiedad de Sogama, sino de Danigal, firma encargada de almacenar y seleccionar los medicamentos recogidos en toda España- accedió a que los fármacos se quemen en la incineradora de Cerceda, bajo el compromiso de la sociedad pública de hacer un "seguimiento exhaustivo" de la seguridad del proceso. Pese a que en un principio la sociedad pública estudió quemar los fármacos en una nave separada al resto de instalaciones, Sogama dice ahora que quemará los medicamentos junto al resto de residuos urbanos que la mayoría de los ayuntamientos gallegos envían a Cerceda, porque así se lo autorizó la Consellería de Medio Ambiente. La previsión es que la incineración de medicamentos comience el mes que viene, antes de que acabe el año.

32 puestos de trabajo

El acuerdo entre los trabajadores de Danigal y Sogama permite asegurar la continuidad de los 32 empleados que trabajan en la planta Sigre, la mayoría de ellos mujeres vecinas de Cerceda, con quienes se solidarizó la Corporación de la localidad coruñesa en un pleno celebrado el pasado fin de semana.

Además, el anuncio de Sogama pondrá fin a siete años de irregularidades destapadas por LA OPINIÓN hace casi un año y que supusieron el incumplimiento del plan Sigre, un costoso y pionero proyecto lanzado en 2002 por la industria farmacéutica española para recoger los medicamentos usados o caducados, reciclar los envases y dar "el tratamiento adecuado" a los fármacos, es decir, "incinerarlos para evitar que acaben en la basura o en el desagüe, contaminando ríos". Desde su creación, Sigre -que se define como una "iniciativa ecológica sin ánimo de lucro"- invirtió 40 millones de euros en un complejo sistema de distribución, logística y publicidad en el que participan 20.000 farmacias y 150 almacenes de toda España, en los que se van recogiendo y almacenando los medicamentos que ya no sirven y que los particulares dejan en unos contenedores blancos marcados con una cruz verde. Sigre contrató la recepción, la clasificación y el tratamiento final de los fármacos (es decir, su incineración) a la firma asturiana Danigal, que construyó para ello una planta en Cerceda. A su vez, Danigal llegó a un acuerdo con Sogama para quemar en sus cercanas instalaciones los medicamentos tal y como había acordado con Sigre.

Sin embargo, durante estos siete años no se incineró ni una sola de las 16.000 toneladas de fármacos recibidos en la planta Sigre de Cerceda. En lugar de ser quemados para producir energía -o "valorizados", en terminología medioambiental-, las pastillas, jarabes y todo tipo de tratamientos químicos se enterraron junto a otros residuos en el vertedero de Areosa, un basurero que está al límite de su capacidad y sufre graves fugas y vertidos, por lo que los compuestos tóxicos de los medicamentos podrían acabar en los ríos cercanos a Cerceda.

Desde que este periódico descubrió el fraude, Sogama y Danigal se culparon mutuamente del incumplimento del plan Sigre, mientras Farmaindustria amenazaba con tomar medidas legales contra la firma asturiana. En verano, la dirección de Sogama hizo las primeras pruebas para comenzar a incinerar los medicamentos en sus instalaciones, pero los 32 trabajadores de Danigal sufrieron mareos y vómitos durante los test y se negaron a participar en más quemas hasta que se garantizase su seguridad. Al conocer la disposición de Sogama a comenzar con la incineración, ayer fuentes de Sigre se limitaron a subrayar que llevaban "mucho tiempo esperando" ese anuncio.