Fue un acto para celebrar el triunfo electoral en las autonómicas de hace un año y para mostrar el agradecimiento a la militancia, pero sobre todo, la conmemoración del triunfo de Alberto Núñez Feijóo en las urnas fue un ataque a la gestión del Gobierno central y una descalificación de sus medidas para afrontar la crisis.

Nada salva el Partido Popular de la actuación del Ejecutivo central y nada espera, hasta tal punto que tanto Núñez Feijóo como Mariano Rajoy dan por agotada la legislatura y lo único que queda por saber es cuándo Zapatero convocará las elecciones generales para llevar a Madrid el cambio que ya se produjo en Galicia. "Del presidente del Gobierno sólo esperamos que diga la fecha de las elecciones", resumió el presidente de los populares de Galicia. Pero antes espera revalidar el triunfo del PP en los comicios municipales. "Estoy seguro de que vamos a ganar en los grandes ayuntamientos y las cuatro Diputaciones", pronosticó.

El también presidente de la Xunta se mostró convencido además de que José Luis Rodríguez Zapatero está intentando que a Galicia "las cosas no le vayan bien" como venganza por ser la comunidad donde el PSOE obtuvo su "primera gran derrota"; además, los populares aventuraron al PSOE más derrotas en las urnas, primero en las municipales y luego en las generales.

Ante algo más de 3.000 personas que llenaron el Palacio de Congreso de Santiago y por lo que fue necesario añadir una sala con pantalla de televisión para aumentar el aforo, por el estrado pasaron los presidentes del PP nacional -Mariano Rajoy- y gallego -Alberto Núñez Feijóo-, pero también los máximos dirigentes provinciales y el secretario xeral, aunque sus intervenciones fueron muy breves.

Todos ellos coincidieron en destacar que su partido está en condiciones de conseguir mayor número de alcaldías y las cuatro diputaciones en los comicios locales, que se celebrarán el año que viene, y en destacar el modelo de gestión de la Xunta que representa el PP, basado en la austeridad, la planificación y el rigor, en contraposición de lo que supone Zapatero, al que Feijóo se refirió como la "clave del problema" y un "problema adicional" en época de crisis. "Es la improvisación permanente y es el IVA de más que tienen que pagar los españoles", dijo.

Para el presidente de la Xunta, todas las medidas que el Gobierno central ha puesto en marcha para atajar la crisis resultan erradas y, desde luego, dijo, no se resuelven con "fotos en el Palacio de Zurbano donde nadie quiere posar", en referencia al intento del Gobierno de alcanzar un pacto de Estado sobre la economía. El presidente del PP gallego reprochó con dureza el recurso al endeudamiento público por parte de la Administración del Estado, del que dijo que no puede entenderse como un "saco sin fondo", y censuró la falta de austeridad. En esta línea aseguró que la herencia del cheque-bebé es que cada nuevo niño que nace en España, lo hace con más deuda pública y con un familiar en paro.

Frente a las políticas del Gobierno, Feijóo citó como los auténticos modelos de a seguir las que hace la Xunta, basadas en las austeridad, la cooperación, la ocupación de los problemas de los ciudadanos y la planificación, todo ello bajo la "unidad" del partido que sustenta al Ejecutivo autonómico, lo que le llevó a decir: "Misión cumplida".

Y aunque, como aseguró, Madrid ignora el Xacobeo, incumple los compromisos con la Ley de Dependencia o bloque las transferencias de competencias, garantizó que entregará "hasta el último aliento y la última gota de sudor" en cumplir el contrato que firmó con Galicia cuando se presentó como candidato, en el que la prioridad es combatir la crisis y el paro. "No venimos a inventar nada. Gobernamos Galicia como es y como está, en una dificilísima situación económica", añadió Núñez Feijóo, pero con el matiz, en alusión al bipartito, de que no van a inventar, obligar ni imponer nada.

Ya al final, el máximo representante del Gobierno de la Xunta se emocionó ligeramente al declarase orgullo por el comportamiento del partido. Antes que él y Rajoy habían intervenido el secretario xeral, Alfonso Rueda, y los cuatro presidentes provinciales, que tuvieron un gesto de reconocimiento para barón ourensano José Luis Baltar, que hace un par de meses dejó la dirección del partido en Ourense y cedió el relevo a su hijo.

En cuanto a la puesta en escena del acto, se apreciaron cambios con respecto a otros actos multitudinarios del PP. Hubo música pop para animar la conmemoración, montaje de vídeos y voces en off para presentar a cada dirigente que subió al escenario. No faltó nadie a la cita, ni siquiera el atril, como recordó Feijóo, que utilizó en el primer día de campaña para las elecciones autonómicas y desde el que todos se dirigieron al público.

Al acto del PP acudió el nuevo tesorero nacional del partido, José Manuel Romay, que relevó en el cargo a Luis Bárcenas a causa del caso Gürtel. En un tono muy medido, el ex conselleiro y ex ministro gallego declaró que "supone" que las cuentas del partido "estarán bien", tras alegar que "no hay motivo para pensar otra cosa". "Seguro que ha hecho una buena gestión en todos los años que ha servido al partido", aseguró Romay sobre Bárcenas antes del comienzo del acto conmemorativo de la victoria electoral del PP gallego en las elecciones autonómicas de 2009, al ser preguntado por la implicación de Bárcenas en el caso Gürtel. Al respecto, subrayó que el ex tesorero "defiende su inocencia" y añadió que serán los tribunales los que tengan "la última palabra".

Sobre su llegada al cargo, comentó que lo asume "con sentido de responsabilidad" y admitió no saber "si habrá que cambiar demasiadas cosas". También destacó que él no es "un experto" en cuestiones de tesorería y admitió estar "preocupado" por sí responderá como "se espera de él".

"Por trabajo no será", garantizó Romay Beccaría y manifestó su intención de intentar trabajar "con eficacia", como lo hizo "siempre", y que buscará "servir a los intereses del partido y del país".