Aunque el Ministerio de Fomento todavía está estudiando cómo aplicará el anunciado recorte de 6.400 millones de euros entre este año y 2011, algunos planes ya tienen la confirmación de que seguirán adelante tal y como estaban previstos y que quedarán al margen del ajuste presupuestario. Uno de ellos es la entrada en funcionamiento en el año 2012 de los llamados trenes híbridos, equipados con motores eléctricos y diésel, que recorrerán el Eje Atlántico entre A Coruña y Vigo y la línea Santiago-Ourense, permitiendo conectar la ciudad herculina con Madrid en algo menos de cinco horas frente a las casi ocho horas que invierten los Talgo en cubrir este recorrido actualmente.

Fomento ha garantizado la entrada en servicio de estos trenes en plazo, pues ya han sido encargados "y no hay vuelta atrás", porque el consorcio Talgo-Bombardier ya ha comenzado a preparar los convoyes que serán un adelanto de la alta velocidad ferroviaria en Galicia.

El modelo elegido es el Talgo S130 de tracción eléctrica, cuya máquina se modificará para acoplarle también un motor diésel de forma que pueda circular tanto por vías electrificadas como por las que no lo están. En todo caso, indistintamente del tipo de vía que utilice, se moverá "con criterios de alta velocidad", pudiendo alcanzar los 250 kilómetros por hora cuando funcione el motor eléctrico y los 180 cuando deba operar con el diésel.

Gracias a las prestaciones de los nuevos trenes, el trayecto entre A Coruña y Madrid quedaría reducido dentro de dos años a unas cuatro horas y cincuenta minutos, mientras que entre Vigo y A Coruña el recorrido a bordo de este tipo de tren se completaría en apenas 60 minutos.

Para el año 2012 deberá estar completado el Eje Atlántico y la línea Santiago-Ourense de alta velocidad, por lo que el tren híbrido podría cubrir estos recorridos en modo eléctrico. Y desde Ourense hasta Madrid, utilizaría el motor diésel para realizar los tramos del futuro AVE que para esa fecha estuvieran todavía sin construir.

El consorcio Talgo-Bombardier tiene el encargo de Fomento de transformar en híbridos 15 trenes S130, para los que Renfe ha comprometido una inversión de 78 millones de euros.

Estos convoyes se usarían, en un número todavía sin concretar, para la red ferroviaria interior de Galicia y su conexión con Madrid, pero también para enlazar la capital española con Murcia, donde, al igual que la comunidad gallega, para el año 2012 dispondrá de trazados de alta velocidad electrificados y de otros de la red actual sin electrificar.

La previsión del Ministerio de Fomento es concluir el AVE gallego en el año 2015, tal y como figura en el Pacto do Obradoiro rubricado con la Xunta el verano pasado. Este plazo acaba de ser garantizado por el ministro, José Blanco, en un carta enviada al presidente de la Xunta tras requerir éste la convocatoria urgente de la comisión de seguimiento de las obras para aclarar si el ajuste presupuestario anunciado por el Gobierno afectará o no a la marcha de la red ferroviaria gallega.

El principal problema parece estar ahora en el tramo Lubián-Cerdedelo, al que tanto la Xunta como la Junta de Castilla y León han puesto objeciones al proyecto para ubicar los escombros procedentes de los túneles.

Fomento cree que si se mantienen estos informes negativos, habría que realizar una nueva declaración de impacto ambiental, lo que retrasaría la licitación de las obras al menos otro año más. Y para evitarlo, aspira a que ambas comunidades cambien su postura.

Ajustar al máximo el gasto. Dentro de las medidas para recortar 6.400 millones de euros entre este año y el próximo, el Ministerio de Fomento ha puesto en macha el llamado Plan de Eficiencia, con el que pretender reducir en un 22% de media el coste de construcción de autovías y líneas ferroviarias. Entre sus medidas se encuentra el emplazar a las comunidades autónomas y al resto de las administraciones a que financien las obras adicionales que planteen a un proyecto del ministerio y que no estén justificadas por la funcionalidad de la obra, como por ejemplo un nuevo enlace.

De lo que se trata es de reducir al máximo las desviaciones del coste inicial previsto para un proyecto, por lo que también se pretende acabar con los modificados que presentan las empresas y que normalmente suponen un incremento del presupuesto cuando la obra ya está en marcha. Para ello, Fomento exigirá a la constructoras unos planes más definidos para que evitar que posteriormente haya que revisarlos.

El departamento que dirige José Blanco ya ha cambiado los pliegos de contratación y, en este mes de mayo, aprobará dos órdenes ministeriales para reforzar la vigilancia y el control de las obras y del conjunto de gastos del departamento.

Con todo, el Ministerio de Fomento persigue "hacer más con menos", según ha indicado el titular de este departamento en varias ocasiones, fijándose además como objetivo una política de ahorro estructural. Por otro lado, el plan incluye un conjunto de medidas tendentes a redactar proyectos con soluciones "más funcionales y económicas".