A Galicia le faltaba "una corona" a las muchas razones que ya tiene para "atraer gente". Palabra de Manuel Fraga, ensimismado durante el ecuador de su etapa al frente de la Xunta en levantar en la comunidad "una de las diez infraestructuras culturales más importantes del mundo". Casi una década ha tardado en abrir las puertas la Cidade da Cultura, el sueño del mítico mandatario autonómico, que hoy inauguran los príncipes de Asturias. Aunque solo una parte.

Solo dos de los seis edificios previstos inicialmente por el prestigioso arquitecto neoyorquino Peter Eisenman, ganador del concurso internacional de ideas -aunque con participación restringida e invitación personal- del que partió el faraónico proyecto, quedarán a disposición del público, con visitas guiadas los siete días de la semana. El resto se suman a los muchos retrasos que acumula el macrocomplejo, e incluso uno de ellos sin fecha, pese a que el programa de las obras cuando se encargaron, allá por 1999, contemplaba la conclusión de todo el espacio en 2005. El largo sueño de Fraga empieza a desperezarse.

El constante cambio en los plazos es un ejemplo claro de las enormes y numerosas complicaciones que arrastra el Gaiás. Principalmente por el elevado coste, a imagen y semejanza de sus dimensiones, más de 148.000 metros cuadrados. Los 108 millones de euros a los que ascendía el presupuesto primitivo se quedaron desfasados muy pronto y hoy lleva en las entrañas cinco veces más dinero de lo previsto, a la espera todavía del precio de los inmuebles sin levantar y el remate de las vías y plazas que vertebran el espacio, una imitación de Eisenman de las empedradas calles de Compostela.

Por eso para las cubiertas y el pavimento el arquitecto pidió cuarcita. La quería autóctona, pero la fundación a la que se derivó la gestión da Cidade da Cultura en la etapa del bipartito para dar entrada al capital privado y desahogar las cuentas del proyecto optó finalmente por importarla de Brasil. Aún así, la factura ronda los 10 millones de euros. El interior no se libra de la sofisticación, con mobiliario de diseño en cada esquina, como las polémicas sillas de 500 euros cada una para la Biblioteca.

Es, la Biblioteca, uno de los dos edificios que abren hoy, junto con el Archivo de Galicia. El Museo y la zona de Servicios Centrales verán la luz a finales de este 2011 o principios del próximo 2012. Un año después, en 2013, comenzarán los trabajos para el Teatro de la Ópera, del que no hay ni los cimientos. Al igual que el Centro de Arte Internacional, que se queda sin fecha. El conselleiro de Cultura llegó a poner encima de la mesa en una entrevista el pasado domingo la posibilidad de ni llegarlo a construir, pero ayer mismo Roberto Varela matizó sus palabras y defendió que el proyecto se ejecutará "íntegramente", aunque el Centro de Arte "redefinirá su uso" y con un calendario "más amplio en función del contexto económico".

Agenda

La misma austeridad que impera para el futuro del complejo se impone en la agenda hoy de la apertura oficial. Será un acto breve y sencillo, según confirman fuentes de la fundación y de la Consellería de Cultura. Al mediodía, don Felipe y doña Letizia harán un recorrido por las instalaciones, con una primera parada en el Archivo, luego al Centro de Interpretación y una última cita en la Biblioteca, donde tendrán lugar los discursos -uno del Príncipe y el otro del presidente de la Xunta- y una actuación musical que la organización ha preferido no detallar.

A la posibilidad que ya había en los últimos meses de acceder con visitas guiadas al Gaiás se unirá desde el sábado la opción de hacerlas sin previo aviso. Bastará con presentarse en la oficina de información del complejo, donde están presentes en estos momentos tres exposiciones. Una sobre Peter Eisenman y su trabajo con la Cidade da Cultura, otra de la fotógrafa alemana Candida Höfer y la tercera con una colección de libros y documentos históricos de Galicia, Exlibris Gallaeciae.