El sector lácteo gallego comienza a posicionarse para afrontar una eventual quiebra de Clesa. Las dificultades que atraviesa Nueva Rumasa colocan en una difícil situación a la planta que la compañía mantiene en Caldas de Reis. Leite Río estudia comprar la fábrica para ampliar su negocio a la fabricación de postres mientras que el sindicato Unións Agrarias propuso que sea el germen de un gran grupo lácteo gallego.

El empresario Jesús Lence, propietario de Leite Río, contrató los servicios de una empresa para conocer cuál es la situación económica de la fábrica de Clesa en Pontevedra, con la vista puesta en adquirirla para ampliar la producción del grupo de capital gallego a la elaboración de yogures, flanes y quesos. Lence consideró que la industria gallega necesita estos productos para ampliar su cartera, que actualmente se reduce a la producción de leche líquida.

El industrial lucense destacó que no tomará ninguna decisión "mientras no sepa cómo está" la compañía propiedad del grupo de la familia Ruiz-Mateos. Sin embargo, no descartó la compra de otra planta en Sevilla, alquilada con opción de compra por la Corporación Peñasanta a Nueva Rumasa.

La empresa contratada por Lence trabaja actualmente para averiguar los detalles sobre la sociedad Lácteos del Atlántico S.A., nombre con el que está registrada la fábrica de Clesa en Caldas de Reis.

También los sindicatos tienen propuestas para la infraestructura pontevedresa. Roberto García, secretario xeral de Unións Agrarias, propuso ayer que la Xunta favorezca la constitución de un gran grupo lácteo gallego ampliando la estructura de Alimentos Lácteos. Para ello, el líder sindical apuntó que se debería incorporar a las 23 cooperativas que quedaron fuera de la industria lucense, que explota la planta de Pascual en Outeiro de Rei. García señaló que esta fábrica "no tiene solo futuro con la transformación de leche líquida", por lo que hizo un llamamiento a las cooperativas para aprovechar la oportunidad. Respecto al interés expresado por Lence, el líder de Unións Agrarias consideró que se trataría de un "mal menor al evitar que caiga en manos del capital extranjero".

Mientras tanto prosiguen las protestas de trabajadores y proveedores. Alrededor de medio centenar de trabajadores de Clesa se concentraron ayer a las puertas de la fábrica de la empresa en Madrid para reclamar el cobro de los salarios apoyados. CCOO reclamó que el Gobierno intervenga urgentemente y aparte a la familia Ruiz-Mateos de la gestión de Nueva Rumasa. El BNG reclamó a la Xunta que adopte medidas para garantizar a más de 300 ganaderos el cobro de la leche vendida a Clesa, cuyo impago denunciaron a principios de febrero.