La búsqueda de un puerto refugio para el Prestige tras su accidente el 13 de noviembre de 2002 en lugar de alejarlo a 130 millas de la costa centra una semana más las declaraciones de los peritos en el macrojuicio que se celebra en A Coruña por la catástrofe ambiental. Francisco Javier Salgado y José Dodero testificaron ayer para presentar su informe que les había solicitado la propietaria del buque, Mare Shipping, y la defensa del capitán, Apostolos Mangouras.

Ambos destacaron que después del siniestro la mejor opción habría sido conducir el petrolero a la ría de Ares, entre A Coruña y Ferrol. Los expertos cuestionan la opinión de otros profesionales de que el refugio más idóneo era Corcubión, tal y como defendió el perito propuesto por la plataforma Nunca Máis, Felipe Louzán, la semana pasada.

Dodero explicó que Ares se encontraba abrigado de los vientos del sur suroeste dominantes en las jornadas posteriores al accidente que le provocó una vía de agua y una escora de 25 grados, mientras que en Corcubión -afirma- el barco estaría más expuesto al temporal. En el documento se descarta también el puerto de A Coruña para abrigar la embarcación al considerar que trasladarla hasta allí supondría "más dificultades".

Salgado y Dodero señalan además la meteorología como una de las principales causas del hundimiento del buque que provocó una marea negra en más de 3.000 kilómetros de costa, desde la desembocadura del Miño hasta el litoral francés. Coinciden con los testigos de la semana pasada que la decisión de las autoridades españolas de alejar el Prestige de la costa fue la peor de las decisiones porque era "llevarlo a ningún sitio".

El capitán Mangouras también rechazó esta medida en su día y su intención era conducir la embarcación hacia el suroeste y no al noroeste donde finalmente se partió en dos. El "mal tiempo" muy "persistente" es para Dodero el único motivo que dio lugar al hundimiento del Prestige.

Rechaza otras hipótesis como la debilidad estructural del buque que barajaron otros peritos y que podía haberse agravado al no cumplir todas las revisiones y al alejarse de la costa. En su opinión, el Prestige era un buque que se mantenía en buenas condiciones porque en caso contrario no habría llegado a los 25 años de antigüedad, una edad que califica de "provecta" cuando la vida media de un petrolero oscila entre los 15 y los 20 años. Sobre la inspección que el petrolero pasó en China en 2001 -la última antes del accidente- los peritos que declararon ayer señalan que en esta revisión se subsanaron los defectos que tenía. Esta teoría contradice a las declaraciones de otros peritos como el norteamericano Charles Cushing, quien por el contrario afirmó en su declaración ante el juez hace dos semanas que el Prestige salió de los astilleros chinos peor de lo que entró debido a arreglos inapropiados.

El juicio continuará hoy y mañana con los testimonios de los expertos propuestos por el letrado del capitán, la propietaria del barco y el Consejo General de Bretaña.