O tren que me leva pola beira do Miño... La canción que popularizó Andrés do Barro en los años 70 bien podría ser el tema que acompañase este verano la ruta en tren por los faros del norte, una iniciativa puesta en marcha por Turgalicia en colaboración con el Concello de Ferrol y Renfe. Eso sí, con una nueva letra. La versión para la senda del mar tendría que cambiar el recorrido por la orilla del Miño que planteó el cantautor de Pontedeume hace más de 40 años por la costa cantábrica, desde Ferrol a Ribadeo.

Desde el pasado sábado día 21 de junio hasta el próximo 15 de septiembre, todos los sábados y domingos cada quince días saldrán trenes desde Ferrol hasta Ribadeo y hasta Ortigueira -para quienes quieran hacer la ruta más corta- para conocer los faros que desde hace décadas avisan a los marineros de su llegada a puerto. Además, los viajeros podrán tomar autobuses en los apeaderos del tren para acercarse a donde la vía no llega y contarán con un guía que les explicará la historia de los lugares visitados: San Andrés de Teixido, Vixía Herbeira, cabo Ortegal, Estaca de Bares, las Catedrales e Illa Plancha. El trayecto en tren, con un coste de entre 35 y 40 euros según el recorrido de la ruta, permitirá visitar los acantilados más espectaculares de la costa norte, tal y como destacan sus organizadores. Extensas y melancólicas playas, calas recoletas y acantilados de vértigo son algunos de los parajes de los que se podrá disfrutar durante el viaje. Naturaleza convertida en arte, según aseguran quienes ya han hecho la ruta. "Es una oportunidad única para descubrir Galicia desde la ventanilla del ferrocarril, como si de una pantalla de cine se tratase", sostienen desde Turgalicia.

Con el tren que hace el recorrido de los faros, el viajero llegará al norte del norte, el punto más septentrional de la península Ibérica. Las luces que guían a los navegantes conducirán a los viajeros, en este caso, de la tierra al mar, descubriéndole los emplazamientos más singulares de una costa de sobrecogedora belleza, según apuntan los promotores de la iniciativa. Desde el cabo Ortegal con sus Aguillóns, espectaculares farallones de roca; pasando por el mirador de Vixía Herbeira, sobre unos de los acantilados más altos de Europa; San Andrés de Teixido, a donde va de muerto quien no fue de vivo; el cabo de Estaca de Bares, a cuyos pies se unen el Atlántico y el Cantábrico; hasta la playa de las Catedrales.

Los interesados en realizar la Ruta de los Faros de Galicia pueden adquirir los billetes a través de la página web oficial de Renfe. El precio para el itinerario corto, que concluye en O Barqueiro, es de 35 euros y para el largo, de 40. El coste del billete para los niños, en ambas rutas, es de 10 euros. Los viajeros que recorran la senda del mar tendrán el servicio de un guía especializado durante todo el recorrido, que les ayudará a conocer y comprender los paisajes y la historia de los lugares visitados durante el recorrido en tren y autobús.

Pese al escarpado perfil de la costa gallega, no fue hasta bien entrado el siglo XIX cuando se empezaron a construir los faros. Su distinción en categorías se fijó según la tipología y características de cada zona del litoral, ubicándose los de primer nivel en las áreas más abiertas al océano. En A Costa da Morte, su complejidad, unidad a las condiciones meteorológicas y marítimas hacen que se alternen balizas con faros de primera categoría. A pesar de esta distinción, los faros gallegos destacan por su homegeneidad: todos contaban con la edificación que albergaba la vivienda de los fareros, a menudo dos hombres acompañados de sus familias.

Después de los faros llegaron los semáforos y las balizas, un complemento a la navegación diurna que tienen como misión dar avisos y recibir mensajes de los barcos a través de las banderas que conforman el código internacional de señales, inzadas en un gran mástil.