-¿Qué le supone ser la primera mujer en presidir el Consello da Avogacía?

-No tiene más mérito que la casualidad. Pero es todo un orgullo y espero desde aquí tener la posibilidad de abrir puertas a otras mujeres.

-De hecho el 54% de los magistrados gallegos son mujeres.

-No solo en el caso de las juezas, ya que las funcionarias y fiscales también suponen más de la mitad. En abogacía no se llega a esa cifra pero sobrepasan el 40%, así que en general hay una paridad grande en el ejercicio de la justicia. Donde no se nota es en los decanatos, que cuentan con pocas mujeres en cargos de responsabilidad. De los 82 decanatos de España, solo el 10% son mujeres.

-Las mujeres se han hecho cargo de investigaciones como la Campeón, la Pokemon, la Carioca o la Patos. ¿A qué se debe ese protagonismo de las juezas en los grandes casos de corrupción?

-También se debe a la casualidad porque los juicios que llegan a los juzgados se adjudican por turnos objetivos. Y el hecho de que haya bastantes mujeres en la judicatura explica que muchos de estos casos les toquen a ellas.

-¿Con qué expectativas asume su nuevo cargo?

-Continuaremos con los cursos de formación como los de mediación, que inauguramos hace un año y del que ya se han hecho varias ediciones. Y también ofreceremos a los abogados de turno de oficio la formación obligatoria que necesitan en materia de extranjería, menores, violencia de género o gallego. Otra de nuestras tareas pasa por servir de cauce en la relación con la Xunta.

-¿Qué asuntos urgen tratar con el Gobierno gallego?

-Seguiremos con la demanda de dotación de medios para los partidos judiciales y más recursos para los colegios de abogados. La justicia gratuita se ha disparado a raíz de la crisis y esa mayor carga de trabajo recae sobre los colegios. Por eso, pedimos que se contrate más personal en el turno de oficio. Lo más urgente es tratar de que el trabajo de los letrados sea remunerado y que aunque no sea ahora, los salarios aumenten porque son un poco exiguos.

-¿Defiende la mediación como método alternativo a la resolución de conflictos?

-Es otra opción para el ciudadano. Lo que hay que hacer ahora es tratar de que el ciudadano llegue a ella para que a largo plazo pueda calar y funcionar. Por ahora la sociedad es reticente a este sistema porque no hay cultura de la mediación.

-¿Seguirá con la crítica de su antecesor a las tasas judiciales?

-Por supuesto. Es necesario seguir con las reivindicaciones para que se suprima la ley de tasas judiciales y confío en que el Tribunal Constitucional reconozca su inconstitucionalidad. No puede ser que apelar cueste en muchos casos más que el salario mínimo interprofesional y ronde los 900 euros. Es muy triste que cuando se le comunica al cliente el coste, la mayoría decidan no recurrir porque son cifras inasumibles para mucha gente aunque los abogados reduzcan sus honorarios. Y lo peor es que ese dinero no se recupera.

-¿Cree que la subida de las tasas condiciona el acceso a la justicia según el poder adquisitivo?

-Mientras las grandes empresas pagan menos que con la norma anterior y les sale más barato pleitear, los ciudadanos han visto como se les ha acortado este derecho.

-¿Cuál es su alternativa?

-La justicia es un derecho básico que tiene que ser gratuito, por lo que estoy en contra de las tasas. Pero si fuese necesario, la cuantía tendría que ser simbólica (por ejemplo 20 euros y 50 para apelar) y aplicarse por su uso y no por su coste, tanto por parte del demandante como del demandado.

-¿A qué atribuye la elevada litigiosidad en la comunidad?

-La acumulación de trabajo en los juzgados se debe a la falta de medios humanos y técnicos.

-Pero Galicia es la tercera autonomía con más jueces por habitante.

-Aún así son insuficientes. La justicia siempre ha sido el patito feo de la Administración y con los recortes se nota aún más.