José Luis Campos es desde el pasado mes de marzo el presidente de la Federación Gallega de la Construcción. Relevó en el cargo al coruñés Antón Arias. Tiene por delante dos años de mandato para, entre otros objetivos, "dignificar" el sector. Destaca que en los últimos meses las administraciones están invirtiendo más en obra pública, sobre todo la Xunta.

-Lleva algo más de cuatro meses al frente de la Federación Gallega de la Construcción, ¿cuáles son los objetivos que se ha marcado?

-Quiero dignificar nuestra profesión; que no se nos vea como los culpables de todos los males de la sociedad. Estamos estigmatizados. Se ha tergiversado y malintencionado, por decirlo de una forma suave, la imagen del constructor.

-Dígame entonces, ¿cómo es un constructor?

-Es una persona normal y corriente con el que todos hemos convivido y que se juega su dinero. No todos los constructores somos los malos que especulamos con el terreno. Somos los que reparamos la bañera en una casa, los que construimos escuelas, hacemos carreteras, las arreglamos y arriesgamos nuestro dinero. Es un método de ganarnos la vida. No es otra cosa.

-Pero también hay mucha oveja negra en el rebaño...

-Hay mucho sinvergüenza que se ha aprovechado del momento y de la situación. Al final lo estamos pagando todos injustamente. Y hoy, donde salta un escándalo, es raro que no haya algún constructor, alguna empresa o algún político por medio, y eso nos crea una imagen distinta de lo que es el sector.

-Hablando de políticos, han denunciado que la Xunta fijó los intereses de demora por debajo de lo que marca la ley.

-Los intereses de demora que se estaban fijando, bajo nuestro criterio, estaban en contra de las leyes comunitarias y se lo hicimos saber a la Xunta. A mí y al sector nos sentaron muy mal declaraciones de algún político que dijo que lo que pretendíamos con los intereses de demora era aumentar el beneficio y no, nosotros no queremos aumentar el beneficio. Nosotros no queremos cobrar los intereses de demora. No los queremos.

-¿No?

-Nosotros queremos cobrar puntualmente, para que nosotros podamos cumplir con nuestros gastos. No es para beneficiarnos. Nosotros necesitamos cumplir con nuestros proveedores y necesitamos cobrar puntualmente, igual que nosotros tenemos que pagar puntualmente. Es muy simple: para que nosotros podamos cumplir y pagar en plazo, también tenemos que cobrar en plazo.

-Pero ¿siguen teniendo ese problema?

-Afortunadamente se ha solucionado, en parte. Se han reducido, y eso sí que hay que decirlo. Nos hemos reunido varias veces con la Xunta y con varios cargos políticos. En aquel momento fueron reuniones un poco tensas, pero ahora ha mejorado. Todavía no está ajustado totalmente con lo que marcan las directrices europeas, pero los plazos de pago se han acortado. Hemos percibido que hay una voluntad de mejorar el sistema de cobros. También somos conscientes de la situación de la administración autonómica. No somos extraterrestres.

-¿Ya no volverá a ser el sector la locomotora de la economía española y gallega?

-No. Ni debe ser. Ese es un error. La construcción no puede ser el motor de la economía. Es un error que hemos cometido. Todos hemos estado embebidos en esa borrachera que han sido todos estos años, pero era algo ilógico. La mentalidad de los empresarios tiene que cambiar, forzosamente, porque si no estamos abocados a desaparecer.

-La inversión en obra pública en la comunidad gallega aumentó un 62% en los cinco primeros meses del año. ¿Qué hay detrás de esta cifra?

-Los porcentajes a veces son engañosos. Porque cuando partimos de cero, conseguir uno es duplicar con respecto al año pasado. Además, unas administraciones subían la inversión, pero otras no. Y al final se compensaba. Sí estamos percibiendo, sobre todo en los últimos meses, por parte de la Xunta un movimiento bastante interesante y concretamente con una quincena de centros de salud que se están licitando ahora. Es un salvavidas para el sector.

-¿Disponen de datos del impacto que ha tenido la crisis en el sector de la construcción en la comunidad?

-No tenemos cifras totales, pero en Galicia entre 2007 y 2014 se ha perdido el 50% de las empresas de construcción y el 50% de los puestos de trabajo.

-Por cierto, ¿cómo impacta la construcción del AVE en las cuentas de las constructoras en la comunidad?

-Las obras del AVE genera datos engañosos. Distorsiona las cifras. Si bien tenemos unas cifras de adjudicaciones muy importantes, lo cierto es que en el empleo y en la facturación de las empresas gallegas repercute muy poco porque en un porcentaje muy alto la obra la realizan empresas de fuera de la comunidad.

-¿Hay posibilidades de construir más infraestructuras en la comunidad?

-En los últimos años ha coincidido en Galicia una inversión en infraestructuras tremenda que no se va a volver a dar. La red de carreteras y las infraestructuras en la comunidad gallega están a primer nivel y cuando esté terminado el AVE y los cuatro tramos de autovías no podemos pensar en más. Hay muy pocas comunidades, que cuando se acabe el AVE, tengan una red viaria como tiene Galicia.

-Y entonces, ¿qué les queda?

-Después, tendremos los mantenimientos, algunas edificaciones sanitarias, rehabilitación de viviendas? porque en el resto no va a haber un gran auge. Pero nunca vamos a volver a estar en los niveles de antes.