El alcalde de la capital gallega, Martiño Noriega (Compostela Aberta), y el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, normalizaron ayer sus relaciones, después de que el primero no acudiese a la ofrenda al Antiguo Reino de Galicia, rechazase actuar como delegado regio en la misa del 25 de julio y anunciase su intención de aplicar el impuesto de bienes inmuebles (IBI) a la Iglesia.

Barrio descartó que los anuncios de Noriega vayan a entorpecer su relación. "Estoy seguro de que no, yo ya he manifestado que tengo que ser muy respetuoso", declaró. También se mostró dispuesto a que la Iglesia "contribuya" con impuestos, aunque negó que la exención en el IBI constituya un privilegio. Por su parte, Noriega mostró su "cordialidad" y "diálogo" a la Iglesia. "Es un señor inteligente, él es consciente de la posición que tengo y que tiene Compostela Aberta al respecto de los roles de las instituciones y las cuestiones religiosas", dijo. Pero en el encuentro de ayer Noriega y Barrio no hablaron de impuestos y se centraron en las obras de restauración de la catedral.