Balbino, el protagonista de Memorias dun neno labrego, la obra más leída de la literatura gallega, no creía en el destino. Los gallegos, según el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tampoco. Por eso, alegó, no fue el azar el que permitió a la comunidad "levantarse y despertar", sino "la suma" de muchas personas como Balbino, que transformaron una tierra "muchas veces ingrata" y lo hicieron "sin luchas y sin amargura". "Y juntos", subrayó. El mandatario autonómico reiteró este mensaje de unidad varias veces en la entrega de las Medallas de Oro de Galicia, un contexto en el que advirtió de que "sucumbir a la tentación de fragmentarnos solo podría conducirnos a un funesto desenlace".

Para Feijóo, "la clave de nuestros éxitos más recientes no está en la división". En esa línea, subrayó que "tenemos comunidad" sobre todo "porque existen valores que compartimos", valores que, a su juicio, representan los homenajeados ayer: el literato Xosé Neira Vilas, el creador del Balbino; el medallista olímpico David Cal; el oftalmólogo Manuel Sánchez Salorio y el periodista Enrique Beotas, reconocido a título póstumo, una de las 79 víctimas del siniestro de Angrois, del que ayer se cumplieron dos años.

Si esa tragedia ferroviaria fue la protagonista absoluta de la ceremonia del año pasado, en esta su sombra planeó sobre todo el acto. Desde el comienzo, cuando los asistentes guardaron un minuto de silencio en homenaje a los que perdieron su vida en la curva, hasta la intervención de la esposa de Enrique Beotas, Ana Campos, quien se emocionó al recordar cómo su marido, "un gran embajador de Galicia", un día como el de ayer, hace dos años, "hizo su último viaje a esta tierra en la que permanecerá para siempre".

De hecho, con Angrois, y el recuerdo a "todos los que nos dejaron" en la curva, "igual que a los heridos y a las familias de todos ellos", cerró Feijóo la ceremonia. "Todos los Días de Galicia quedarán marcados por lo ocurrido aquel 24 de julio de 2013", reconoció, en una "eterna mezcla de tristeza y de orgullo". "Por lo peor, la ausencia de los que se fueron. Y por lo mejor, el ejemplo de todo el pueblo", argumentó.

El mayor medallista olímpico de la historia del deporte español, David Cal, también recordó a Beotas y aprovechó su intervención, además de dar gracias a familia, amigos y entrenador, para enviar el pésame a la familia del piloto de Moaña Dani Rivas. Sobre la Medalla de Oro de Galicia, el piragüista de Cangas aseguró que la liga "más que a un reconocimiento puntual a lo conseguido en los juegos" a "una forma" que le "inculcaron de vivir, de trabajar, siempre intentando y luchando por ser mejor cada día, con esfuerzo, disciplina y deportividad".

Cal confesó su emoción por estar acompañado de Neira Vilas, porque fue él quien le "incorporó a la lectura" de niño con Memorias dun neno labrego y Espantallo amigo. Por su parte, el escritor de Gres, que se describió como "jornalero de la palabra, trabajador de las letras y un exemigrante como tantos", explicó cómo descubrió a Galicia al otro lado del océano Atlántico y se convirtió en "activista permanente de nuestra cultura", de forma que Galicia y la vocación literaria fueron "dos pasiones adquiridas de por vida".

Neira Vilas, que pasó la mitad de su vida en la diáspora y cuyos libros, según Feijóo, son "un manual para comprender Galicia", ensalzó a este colectivo por aportar "beneficios que ya son historia". A su juicio, el emigrante, "al adquirir una nueva visión del mundo, tenía un horizonte más amplio", si bien lamentó que "sus aportes a nuestra democracia" aún están por estudiar. Dado todo lo que hicieron por Galicia quienes se fueron, el autor de Nai les dedicó la Medalla de Oro de Galicia, además de a su fallecida esposa, "a todos los hombres y mujeres que lucharon desde la diáspora por la dignificación y el progreso" de la comunidad.

Si Neira Vilas "espera merecer el reconocimiento" recibido, el oftalmólogo coruñés Manuel Sánchez Salorio se preguntó, parafraseando un fragmento del Rey Lear, de Shakespeare, "¿y ahora qué?" "A mí me parece que mi vida a partir de ahora consistirá en un intento de no ser menos de lo que hoy os he parecido", señaló, y también por ese "desafío" dio gracias en un discurso que mereció los elogios del presidente de la Xunta. Feijóo también destacó cómo Sánchez Salorio "sabe mejor que nadie que la dispersión de esfuerzos, los vanos personalismos, los enfrentamientos absurdos, son obstáculos en una disciplina como la suya".

Para Feijóo, todos los galardonados son la "representación del país y su gran sabiduría", una sabiduría que radica, en su opinión, "en lograr que la autonomía no fuese una excusa para encerrarnos en nosotros mismos, sino una oportunidad para enriquecernos". "La Galicia de hoy es el resultado de querer avanzar con otros, nunca contra otros", proclamó.