Meses de protestas con tractores en las calles y bloqueos a la industria láctea gallega y a centros de distribución por los bajos precios de la leche en Galicia terminaban a finales de septiembre con la firma de un acuerdo del sector con el Ministerio de Agricultura para garantizar la sostenibilidad de la cadena de valor integrada por productores, industria y distribución. Algunas factorías y áreas comerciales habían anunciado antes de la rúbrica del convenio cambios en sus políticas para aumentar los precios y beneficiar a los ganaderos. Celta anunció ayer una nueva oferta que se basa en ofrecer a los productores un contrato a cuatro meses con una subida de un céntimo para noviembre y de dos y medio para las entregas de diciembre, según explicó el secretario xeral de Unións Agrarias (UUAA), Roberto García. Por su parte, Larsa descarta la bajada de un céntimo que tenía prevista y ahora propone a los ganaderos renovar el contrato "con las condiciones actuales y sin ningún tipo de rebaja para sus proveedores".

García aclara que ambas decisiones se tomaron al margen de la decisión que surja del acuerdo entre el sector lácteo por mediación del ministerio que dirige Isabel García Tejerina y que entraría en vigor esta semana. Las dos empresas -afirma- han optado por retirar los contratos a la baja propuestos para este mes y aplicar "una subida moderada" que, en opinión del responsable de UUAA, son aumentos que están "por debajo de lo que se entiende que tiene que ser conforme al convenio marco propiciado por el ministerio". Para García, se trata de una situación "transitoria" vigente mientras no se aplique el convenio que modificará las condiciones de los contratos.

El acuerdo firmado hace menos de dos semanas no convenció a todos los productores y aunque Asaja y Cooperativas Agroalimentarias lo consideraron un logro "histórico", UPA y COAG -las organizaciones mayoritarias de ganaderos- rechazaron firmar el convenio porque no definía lo que eran precios sostenibles ni establecía sanciones para los incumplidores.

En el escrito la distribución se compromete a dejar de usar la leche como reclamo y a mantener fórmulas de contratación con la industria a largo plazo que permitirán a las empresas organizar sus compras con los ganaderos. La industria, por su parte, se comprometió a facilitar al ministerio los precios de venta de la leche a la distribución y a compartir con los ganaderos la revalorización sobre los precios como resultado de la revisión de los tipos de contratos con la distribución.