PSdeG y BNG se aliaron ayer en una maniobra final para dejar a las mareas fuera del nuevo equipo de dirección de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp). En la asamblea en la que se eligió a la ejecutiva, los socialistas prestaron unos 70 votos a los nacionalistas para así cerrar el paso a los movimientos ciudadanos. Las mareas -que gobiernan en las ciudades de A Coruña, Santiago y Ferrol- habían conseguido apoyos suficientes para presentar una lista alternativa a la conformada por PP, PSOE y BNG, lo que según las normas de funcionamiento interno de la Fegamp les otorgaría la vicepresidencia segunda, arrebatándosela al Bloque. Pero al final no lo lograron porque socialistas y nacionalista se lo impidieron con la cesión de votos entre ellos para poder mantener así la representación institucional del Bloque.

No se supo hasta el último minuto de la asamblea qué alcaldes tendrán voz y voto en el gobierno de la federación municipalista los próximos cuatro años. El alcalde de O Barco, el socialista Alfredo García, fue proclamado presidente de la Fegamp al recibir 674 votos de los 1.754 depositados. Contará con el regidor de Oroso, el también socialista Manuel Mirás Franqueira, como vicepresidente ejecutivo. Por detrás, el alcalde de Cervo, Alfonso Villares (PP), repetirá en la vicepresidencia primera con 605 papeletas; y el alcalde nacionalista de Carballo, Evencio Ferrero, se queda con la vicepresidencia segunda tras recibir 250 apoyos. Con un respaldo de 228 sufragios a su candidatura alternativa, las mareas se quedan sin un asiento en el gobierno de la Fegamp.

La reacción a los resultados de la votación no tardaron en llegar. El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro (Marea), destacó que se "visibilizaron" nuevas formas de hacer política, sin embargó lamentó la reproducción de "viejos vicios" y el "falseamiento de la representatividad municipal mediante pactos de cúpulas partidarias que poco tienen que ver con el nuevo tiempo político.

Candidatura alternativa

La irrupción de las mareas el 24-M dio un vuelco al mapa municipal de Galicia y, en consecuencia, las plataformas ciudadanas trataron ayer de buscar su cuota de poder en la futura Fegamp. Fue una jornada de infarto y una muestra más de las distancias insalvables que separan al BNG de los demás partidos y plataformas ciudadanas a la hora de intentar una candidatura popular para acudir a las elecciones generales. Si había una mínima posibilidad de confluir con las mareas, Anova, Podemos o Esquerda Unida ayer se quemó al pedir el Bloque los votos al PSOE para salvar su puesto en la Fegamp.

La batalla se libró en el Fegamp. El tablero electoral que dejaron las elecciones municipales del pasado mes de mayo abrió la puerta a las mareas a hacerse con un cargo en la nueva dirección del órgano de poder municipalista. Pero para eso necesitaban, primero, el apoyo de al menos un alcalde para poder presentar su propia candidatura; y segundo, que ninguna de las fuerzas mayoritarias cediese votos al BNG. Lo primero, lo lograron, con el apoyo de Compromiso por Galicia y el alcalde independiente de Oleiros.

Con esta lista alternativa, encabezada por el alcalde de Sada, Benito Portela, las plataformas ciudadanas aspiraban a arrebatar a los nacionalistas la Vicepresidencia segunda, pero no lo lograron ya que finalmente el PSdeG cedió unos 70 votos al Bloque.

La jugada de socialistas y nacionalista deja fuera del núcleo duro de la Fegamp al alcalde de Sada, cabeza de cartel de la candidatura promovida por las mareas. Y es que, según los regidores que impulsaron esta lista alternativa, representan a unos 600.000 ciudadanos en Galicia. Junto a Benito Portela iban en la lista de las plataformas ciudadanas los regidores de Oleiros, Teo, Salceda de Caselas, Cangas, Val do Dubra, Manzaneda, Muros, Vilar de Santos y Lalín, entre otros, y la cerraban los alcaldes de A Coruña, Santiago y Ferrol.

Donde sí tendrán presentación las mareas será en la comisión ejecutiva y el consejo federal de la Fegamp. "Necesitamos una Fegamp que responda con contundencia a las agresiones del Gobierno del Estado contra la autonomía local", sentenció Benito Portela.