Faltan chalecos antibalas en las comandancias de Galicia. Los recortes presupuestarios de los últimos años han obligado a los propios guardias civiles a destinar parte de su sueldo a comprarse prendas de seguridad. Y el desembolso no es pequeño. Un chaleco antibalas, por ejemplo, cuesta 600 euros. En Galicia, una unidad de 20 hombres tiene una media de cuatro chalecos y se lo tienen que ir turnado. O lo que es lo mismo, hay una prenda disponible por cada cinco efectivos, según advierten desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC). El sindicato advierte además de los problemas de talla , ya que al no contar cada agente con su propio chaleco, los que pone a su disposición el Instituto Armado a "algunos les queda pequeño y no pueden usarlo y a otros les viene grande y, por tanto, no garantiza su seguridad".

Un agente, un chaleco. Esa es la reclamación de los efectivos de la Guardia Civil. "Es incomprensible que los responsables de garantizar la seguridad de los ciudadanos no dispongan de los medios básicos que le ayuden a salvaguardar la suya propia", advierten desde la AUGC.

En el caso de las mujeres en la Benemérita, aseguran que el problema "es más acuciante" ya que pese a que la Guardia Civil tiene almacenados miles de chalecos adaptados a su género no se distribuyen en los puestos.

La reivindicación de los agentes se produce días después de la cadena de ataques yihadistas en París. "Ante la amenaza del terrorismo yihadista, Interior cursa una orden para que todos los agentes de Policía y Guardia Civil que mantengan contacto con los ciudadanos o custodien algún edificio o instalación porten en todo momento los chalecos antibalas", cuestionan desde el sindicato AUGC.

La falta de chalecos no es la única queja que hacen los agentes. También advierten de la necesidad de incorporar las pistolas eléctrica, ya que en caso de actuación les permitiría reducir a un sospechoso sin llegar a hacer uso del arma de fuego. Sobre el armamento que utilizan, el sindicato denuncia además que en el caso de las armas largas están ya "obsoletas" porque su fabricación se remonta a la década de los noventa.

A la falta de medios se suma la antigüedad de los vehículos de algunas unidades. La media de kilómetros de un coche patrulla en Galicia es de diez años y sus kilómetros se sitúan en los 300.000. "Pero también hay vehículos con más de 15 años y que superan los 400.000 kilómetros", exponen desde AUGC, al tiempo que aseguran que "con los gastos en mantenimiento y reparaciones se podría adquirir uno nuevo".

Para tratar de subsanar las "deficiencias" en materia de seguridad en la Guardia Civil, el pasado sábado día 14 más de 12.000 agentes se manifestaron en Madrid. Sin embargo, sus demandas, según advierten no han sido atendidas.