El puzzle tributario en España pone de manifiesto la brecha entre comunidades, con grandes diferencias en los gravámenes que imponen a sus contribuyentes. El impuesto de sucesiones presenta diferencias abismales para el contribuyente según el territorio en el que resida.

El documento Panorama de la Fiscalidad Autonómica y Foral 2016 lo pone de manifiesto un año más. A modo de ejemplo, un hijo soltero de 30 años que herede bienes de su padre por un más de 800.000 euros, de los que 200.000 euros corresponden a la vivienda del fallecido, debe pagar por sucesiones casi 31.600 euros, el doble que el mismo heredero tendría que pagar en Cataluña (15.000 euros) o casi 20 veces más que en Madrid (1.586 euros).

Andalucía y Asturias son las comunidades que más cobran por este impuesto, donde una persona en el caso citado tendría que abonar más de 164.000 y 162.000 euros, respectivamente.