"Buena salud", "buen ambiente", "normalidad", "total sintonía", "un sistema perfectamente organizado"... Son algunos de los calificativos empleados ayer por el presidente de la Diputación de A Coruña, Valentín González Formoso, y la vicepresidenta, Goretti Sanmartín, para reivindicar el buen funcionamiento del gobierno del PSdeG y el BNG en la Diputación coruñesa, después de la ruptura del bipartito en la institución provincial de Lugo.

Formoso, tras reconocer a este periódico que el pacto en la Diputación coruñesa no está en riesgo, insistió ayer en que no hay peligro de contagio de la situación de Lugo, donde los socialistas pactaron con el PP las cuentas de la corporación provincial provocando la renuncia de los dos diputados del BNG en el gobierno. Es más, confía en que "Lugo se contagie de lo que pasa en A Coruña" y el resto de instituciones "aprendan de la forma de trabajar del gobierno y de la oposición" en el organismo coruñés.

Pese a las declaraciones del responsable de Organización del BNG, Bieito Lobeira, en las que advertía de que la crisis en la Diputación lucense obliga a los nacionalistas "a revisar la política de pactos con el PSOE", Sanmartín aclaró que no hay "ninguna duda" respecto a la continuidad del gobierno PSdeG-BNG en el caso coruñés.

Formoso y Sanmartín exhibieron el "buen ambiente" en el que se trabaja en A Coruña con "un sistema perfectamente organizado que funciona a las mil maravillas" y "con buenas relaciones, reuniones frecuentes y propuestas conjuntas llevadas a cabo en todos los órganos de gobierno". Para el también alcalde de As Pontes es "triste" tanto lo sucedido en Lugo como el hecho de tener que mostrar esta "expresión de unión" que -aclaró- "se percibe en el trabajo del día a día sin necesidad de dar explicaciones".